La sucesión de casos de corrupción en los últimos meses y, sin duda, la memoria de los vividos en décadas anteriores, han hecho mella en el ánimo de los españoles según el barómetro de España elaborado por el Gabinete de Estudios Sociales y Opinión Pública (GESOP) para Grupo Zeta. En cuatro preguntas demoledoras para calibrar el estado de higiene democrática de España, el 89,8% de los españoles consideran que la corrupción es un problema enquistado en el sistema político y solo el 7,3% asevera que la justicia actúa de manera eficaz contra los corruptos. El 90,5% cree que no. Dicho de otra manera, hay pleno convencimiento de que las prácticas ilícitas ligadas a los partidos políticos forman parte de la idiosincrasia española. Tanto es así que el 87% está convencido que nunca se llegará a saber la verdad sobre el asunto reciente más escandaloso, el caso Bárcenas . Un pesimismo que se extiende, en un dato muy elocuente, a la mitad de los votantes del PP.

En las otras dos preguntas de lo que se podría llamar la parte básica de la encuesta, solo el 27,8% de los que respondieron el sondeo creen que los ciudadanos castigan a los políticos corruptos en las urnas, un dato por sí ya raro e indicativo de que la falta de fe se extiende más allá de las alfombras rojas de los parlamentos y llega a la propia sociedad. Por último, hay división de opiniones sobre si los corruptos son o no una minoría dentro de los partidos. El 54,2% considera que sí, y que perjudican a la imagen de conjunto y el 43,7% niega que sean unos pocos. Por franjas de edad, hasta el 97% de los españoles de entre 18 y 29 años ve la corrupción como un mal endémico del sistema político, por el 83,5% de los mayores de 60 años que comparten esa visión.

El partido que los interrogados más relacionan con la corrupción es, ahora mismo, el PP, sin duda empujado por el caso Bárcenas , aunque cabe señalar que la encuesta se ha realizado entre los días 25 y 29 de enero, es decir, justo antes de la última gran erupción, casi volcánica, del pasado jueves con la publicación en el diario El País de la supuesta contabilidad en dinero en negro que llevó el extesorero del PP cuando ejercía esta responsabilidad.

Pero desde antes de conocerse estas informaciones, cuando lo que se sabía era que Bárcenas acumuló 22 millones de euros en una cuenta en Suiza y que blanqueó buena parte de ellos gracias a la amnistía fiscal, los españoles no tenían ninguna duda de que, detrás del extesorero popular, hay una trama organizada en el seno del PP. Solo el 14,1% cree que las presuntas irregularidades son atribuibles a una única persona. Un aplastante 74,8% considera que hay una red organizada.

VOTANTES POPULARES Más de la mitad de los encuestados que votaron a Mariano Rajoy en noviembre el 2011, el 53,4%, comparten la tesis de la trama tejida para captar y repartir dinero en negro. Y sirva como curiosidad el dato de que nadie que votara a CiU se cree la versión de la autoría individual. Los que no se apuntan a la trama se aferran al no sabe/ no contesta: 90,9% por 9,1%.

El grado de desaliento parece llegar a máximos porque el 87% no cree que se llegue a saber nunca toda la verdad del caso. El optimismo solo cunde en el 9,6% de los entrevistados. Entre los que confiaron en Rajoy hace solo 15 meses, el porcentaje alcanza el nada desdeñable 71,7%. Y ello a pesar de que el PP anunció la realización de una exhaustiva auditoría interna.

Al ser preguntados por a qué partido identifican más con la corrupción, el 42,5% se decanta por el PP, por el 13% que escoge al PSOE. Otro 4,1% opta por la solución salomónica de culpar a ambas fuerzas por igual. La opción de los más desencantados, la que relaciona las prácticas ilícitas en la financiación de los partidos con todas las fuerzas sin distinción, se eleva al 32,8%.

A destacar ese 12,4% de votantes del PP que eligen a la que fuera su opción política en noviembre del 2011 como referencia de la corrupción en España. Los partidarios del PSOE se acuerdan del partido que ocupa la Moncloa en la actualidad y solo el 2,3% del propio. Los afines a CiU se decantan también por el PP (39,4%) y, sobre todo, por culpar tanto a populares como a socialistas (45,5%). El electorado de ERC elige, en un aplastante 89,5%, al PP.

Los que ven las prácticas irregulares como algo enquistado suponen el 92,4% de los que votaron al PP en las generales y el 89,4% de los que apoyaron al PSOE. En cuanto a si el electorado y la justicia castigan como debieran a los políticos corruptos, los votantes de CiU son los que más creen, en ambos casos, que sí. Acerca del papel de la justicia, el 7,3% de media española que se aferra a la opinión favorable se eleva hasta el 9,7% en Cataluña y desciende al 4% en la Comunidad Valenciana. Seguramente por el impacto que tuvo en su día una de las ramas del caso Gürtel que llevó a la dimisión, en julio del 2011, del presidente valenciano, Francisco Camps, apenas dos meses después de haber revalidado la mayoría absoluta. El aplastante triunfo se produjo a pesar de estar imputado desde el 2009, dos años antes. Fue absuelto hace un año.