El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) negó, en un informe fechado el 17 de septiembre del 2002, que Irak tuviera capacidad para desarrollar armas de destrucción masiva de forma inminente. Pese a esa información, elaborada seis meses antes del inicio de la guerra de Irak, el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, esgrimió supuestos informes secretos --que no desveló-- para sostener que el potencial armamentístico de Sadam entrañaba una amenaza para España y para todo Occidente.

El informe del CNI es uno de los documentos desclasificados que ayer analizó a puerta cerrada la comisión parlamentaria del 11-M. Su relevancia estriba en que es el primer diagnóstico conocido del espionaje español acerca del poder militar del posteriormente depuesto régimen de Sadam. Ni este informe, ni otros elaborados en febrero del 2003 por el centro entonces dirigido por Jorge Dezcallar, presentaban a Irak como un peligro inminente.

"ALGUNA CAPACIDAD" El informe señala que Irak tenía en el 2002 "alguna capacidad" para desarrollar armas de destrucción masiva, pero no denuncia que las posea. También señala que el régimen de Sadam carecía de instalaciones para la producción de misiles de largo alcance, y que necesitaría "varios años" para reconstruir las que utilizó en el pasado.