La Audiencia Nacional no quiere dejar cabos sueltos a la hora de investigar la violencia que se vivió en las calles catalanas después de la sentencia del procés y todo lo relacionado con el proceso independentista. Por eso, el juez Manuel García-Castellón tiene abiertas varias líneas de investigación bajo secreto. La última que se ha conocido se centra en los movimientos de una unidad de élite del espionaje ruso en Cataluña.

A diferencia de otras conexiones rusas investigadas, como la colaboración de hackers en las actividades de Tsunami Democràtic, las fuentes jurídicas consultadas desvinculan al independentismo de la propia actividad de la unidad. Explican que de las pesquisas se desprende que su interés por el procés se ha debido más a que Cataluña era su mejor baza para desestabilizar a España. Su relación con el procés se asimila así a la desarrollada en otros países, como con los chalecos amarillos en Francia.

La investigación abierta en el mismo juzgado que el martes volvió a decretar prisión para los siete CDR acusados de integración en organización terrorista, se centra en la unidad 29155, del Directorio Principal de Inteligencia de Rusia (GRU), a cuyos agentes The New York Times vincula con graves casos de envenenamiento en el Reino Unido, como el que en el 2018 acabó con la vida del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija. El medio de investigación Bellingcat contó, además, que el agente ruso Denis Sergeev visitó Barcelona entre el 29 de septiembre y el 9 de octubre del 2017, bajo la identidad falsa de Serguéi Fedótov. Europa Press apunta a que se investiga si este presunto experto en sabotajes se reunió con alguno de los CDR presos. Las conexiones rusas son investigadas por la Policía Nacional, incluidas las relativas a la participación de hackers rusos para colaborar con Tsunami sobre todo a la hora de convocar protestas. Sus servicios, también desarrollados en otros países, como durante las elecciones de EEUU, sí habrían sido buscados por el independentismo.