El guardia civil de Tráfico Antonio Molina, melillense de 30 años, casado y con una hija, fue asesinado ayer por ETA en un tiroteo ocurrido en la autopista A-6, a 38 kilómetros en dirección a Madrid. Su compañero, Juan Aguilar Osuna, resultó herido grave por disparos. Molina recibió dos impactos a bocajarro, uno en un brazo y otro --mortal-- en el abdomen, en las proximidades de Collado-Villalba, cuando se acercó a identificar a los dos ocupantes de un Ford Escort azul que resultó ser robado.

Los terroristas salieron mejor parados del cruce de disparos. Uno de ellos, Gotzon Aramburu Sodupe, quedó herido grave en un brazo y en el cuello y fue intervenido quirúrgicamente en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, a donde fue conducido tras ser detenido. En el mismo centro fue atendido el agente herido.

HUIDA ESPECTACULAR

El otro, Jesús María Etxeberría Garaikoetxea, logró huir tras saltar la mediana de la autopista, robar un Renault Clio blanco a punta de pistola y obligar a su conductora a ayudarle a escapar en dirección a La Coruña. El etarra liberó a su rehén, ilesa, pocos minutos después y continuó la huida en su vehículo. El Clio apareció tres horas después en una calle de Valladolid y Etxeberría fue detenido horas después, ya de noche, en San Sebastián.

Los hechos se produjeron a las 15.50 horas en el kilómetro 38 de la A-6 (Madrid-La Coruña), en dirección a Madrid. El vehículo de los etarras que despertó las sospechas de los agentes se encontraba parado en la vía de servicio, unos 200 metros antes de una gasolinera de BP. Molina fue el primero en acercarse a identificar a sus ocupantes. Nada más saludar fue acribillado. Aguilar logró responder con tiros al ataque.

El coche en el que los terroristas se dirigían a Madrid transportaba 50 kilos de explosivos. Un grupo de agentes especiales en desarticulación de bombas de la Guardia Civil (Tedax) explosionó el Ford Escort a las 19.20 horas. Esta operación y el dispositivo de jaula para intentar atrapar al huido provocaron un caos de tráfico de varias horas.

El Ford Escort, según fuentes de la investigación, había sido robado en Francia el 26 de noviembre. Las placas de matrícula que llevaba eran falsas y habían sido fabricadas con una troqueladora robada por ETA en Usurbil en mayo. En el interior del coche se ha encontrado munición y diversos documentos.

Con la muerte del agente Molina son ya cinco las víctimas mortales de ETA en lo que va de año. El último asesinato etarra también fue a un guardia civil, el cabo Juan Carlos Beiro, que falleció el 24 de septiembre en Leiza (Navarra), cuando se disponía a retirar una pancarta bomba del borde de una carretera.