Después de seis intentos fallidos tras la ruptura formal del alto el fuego, ETA logró ayer su macabro propósito. Tres de sus pistoleros mataron al joven guardia civil Raúl Centeno Pallón y dejaron gravemente herido a su compañero Fernando Trapero Blázquez. Se trata del primer atentado mortal desde la T-4 pero además supone un salto cualitativo en las acciones terroristas de la banda, ya que es la primera vez que ETA mata en suelo francés. Además, los etarras no se parapetaron detrás de una bomba para cometer su acción, como vienen haciendo desde el 2002. Los agentes fueron tiroteados a bocajarro, después de haber discutido con ellos.

La macabra acción sirvió, eso sí, para que las fuerzas políticas se pusieran de acuerdo por primera vez en mucho tiempo. Todos los grupos elaboraron un comunicado conjunto y acordaron manifestarse unidos contra ETA el próximo martes.

Parece ser que el atentado es la reacción de la banda a la decisión de la Audiencia Nacional de condenar al aparato político y financiero de la banda. Según fuentes de la lucha antiterrorista, ETA dio la orden a sus pistoleros de responder a la decisión de la justicia a la primera oportunidad y de repeler a tiros cualquier intento de detención.

EL DISPOSITIVO Las circunstancias del atentado, al cierre de esta edición todavía eran muy confusas. El tiroteo se produjo en torno a las 9.30 de la mañana en el aparcamiento de un centro comercial de la comarca de Las Landas, en la localidad turística de Capbreton, a unos 30 kilómetros al norte de Bayona. Los agentes tiroteados, del Grupo de Apoyo Operativo (GAO), encuadrado en la unidad central de información antiterrorista de la Guardia Civil, participaban en una operación de vigilancia y localización de miembros de ETA, junto a agentes franceses.

Es habitual que ambos cuerpos desarrollen estos servicios en zonas donde se sospecha que se esconden los etarras. Según destacó la ministra francesa de Interior, Michèle Alliot-Marie, se trataba de una "operación clásica y típica de cooperación" entre los dos países. La ministra y su homólogo español, Alfredo Pérez Rubalcaba, se desplazaron hasta el lugar del atentado desde Alemania, donde participaban en una reunión del G-6.

Según la versión que defendió Rubalcaba, basada en los primeros análisis de lo sucedido, los guardias civiles y los etarras se encontraron de forma "fortuita" en la cafetería cercana al centro comercial. Sin embargo, fuentes de la Guardia Civil apuntaron que en el complejo se iba a producir un encuentro de etarras y que los agentes habían establecido un control por este motivo. Es habitual que los miembros de ETA mantengan citas en centros públicos, y la policía ha abortado algunas de importancia. Así, Juan Carlos Iglesias Chouzas, Gadafi, fue detenido en el 2000 en un McDonalds y al año siguiente fue apresado en un restaurante García Gaztelu, Txapote.

IBAN DESARMADOS Otras fuentes apuntan que los agentes estaban siguiendo a los etarras, que al parecer eran muy jóvenes, desde hace algún tiempo. La incógnita es cómo los terroristas reconocieron a los guardias civiles, que, como suele ser habitual en este tipo de servicios, iban de paisano y desarmados.

Según fuentes de la lucha antiterrorista, quizá la charla de los agentes, en castellano, les dio la pista de que eran txakurras (perros como los etarras denominan a los policías). Las versiones de los testigos son contradictorias. Rubalcaba apuntó que los pistoleros y sus seguidores se reconocieron. Pero fuentes de Interior añadieron que se baraja la hipótesis de que los guardias civiles no reconocieron a los etarras. Expertos en antiterrorismo añadieron que los agentes no hubieran dejado la cafetería sin pedir ayuda por el móvil a sus compañeros si hubieran reconocido a los pistoleros.

El ministro también precisó que, antes del tiroteo, los etarras y los guardias hablaron e incluso discutieron en el exterior de la cafetería, según el relato de los testigos. Lo que parece claro es que los etarras les siguieron hasta su coche, donde les dispararon a bocajarro y por la espalda. Raúl Centeno recibió un tiro mortal en la cabeza y su compañero, Fernando Trapero, recibió la descarga de prácticamente todo el cargador del agresor.

Los atacantes huyeron en su vehículo. Tras recorrer unos kilómetros, se apoderaron de un Peugeot 307, después de secuestrar a su conductora a punta de pistola. Parece ser que el comando se dividió: la etarra continuó hacia el sur mientras sus compañeros siguieron hacia el norte después de meter a la secuestrada, una mujer francesa, en el maletero. Los miembros de ETA la liberaron poco después, sana y salva, en un bosque cercano a Burdeos. Diversas patrullas establecieron controles.

LOS EXPLOSIVOS Horas después apareció el primer coche, en cuyo interior la policía encontró un artefacto explosivo de unos 300 gramos, según Europa Press. La de ayer sería la primera acción mortal de ETA en Francia, salvo si se tiene en cuenta la desaparición de dos policías en 1976, hallados un año después muertos. Pero la banda nunca reivindicó el atentado.

El herido (de 23 años), según el último parte antes de cerrar esta edición desde el hospital de Bayona, estaba en coma con un "edema cerebral mayor".