ETA trata de adormilar a sus enemigos: que se preocupen de otras cosas que no sea el terrorismo, que discutan entre ellos, que no se pongan de acuerdo. Pero ETA trabaja siempre. También en tregua. No sólo cuando atenta.

Trabaja para poder atentar, para poder amenazar, para mantener la presión del terror. Capta militantes, recoge información, se mantiene vigilante.

El enemigo no descansa. Los demás bajamos la guardia. Pero de vez en cuando la justicia actúa. Y alguien seguirá vivo.