La banda terrorista ETA no se saldrá con la suya jamás", dijo ayer emocionado Iván Conde, hijo del brigada del Ejército de la Academia de Artillería de Segovia Luis Conde que los terroristas asesinaron durante su último día de vacaciones en Santoña (Cantabria). El homenaje sincero a su padre lo acompañó de una petición al Gobierno: "Que haga algo para parar esto, para que deje de morir gente inocente por causas que no comprendemos".

Cuando Iván pronunció estas sentidas palabras apenas habían pasado 12 horas desde que la residencia militar de estudiantes en la localidad cántabra se convirtiera en centro de la tragedia. Porque, según el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, su evacuación "no se pudo completar a tiempo" y la deflagración del coche bomba, colocado por ETA en las puertas del centro con 100 kilos de explosivo, lanzó al brigada contra la puerta de piedra.

Otras seis personas, entre ellas el capitán José Manuel Martínez, sufrieron heridas en el tercer atentado de ETA en 24 horas. Lourdes, la viuda del brigada, se libró de morir por unos pocos segundos de demora. Seguía a su marido a escasos metros.

COCHES FRANCESES Una llamada a la DYA de Guipúzcoa a las 0.23 horas alertó de la amenaza. La detonación se produjo a la una de la madrugada y fue tan potente que despertó a medio pueblo. Los poco más de 11.000 vecinos lo recordaban ayer, mientras los operarios recogían en un radio de 400 metros restos de lo que había sido un Peugeot 307 gris. El ministro del Interior confirmó en Santoña que este coche, así como los utilizados por la banda terrorista para atentar contra la sede de Caja Vital en Vitoria y la comisaria de la Ertzaintza en Ondarroa (Vizcaya) la madrugada del domingo, procedían de Francia.

La banda los había robado y preparado como armas mortales en el país vecino, aunque circularon en España con matrículas dobladas. En concreto, el que estalló en la calle de Carrero Blanco, frente a la residencia Patronato Virgen del Puerto, llevaba matrícula de Santander.

EN UNA ZONA RESERVADA Las cámaras que rodean el complejo militar, en pleno paseo marítimo de Santoña, podrán arrojar algo de luz en una investigación que ayer dejaba puntos oscuros. De hecho, los terroristas --se especulaba que podrían ser dos-- aparcaron el vehículo en una zona reservada a los residentes, junto a un automóvil de la empresa que se encarga de la videovigilancia del complejo y alejado apenas 20 metros de la puerta principal de entrada al edificio.

Decenas de ciudadanos, todavía consternados, denunciaron a lo largo de la jornada los daños sufridos en sus viviendas y comercios. El ayuntamiento, presidido por la socialista Puerto Gallego, reaccionó en apoyo unánime a las víctimas y a la residencia de militares, que fue visitada por Rubalcaba y la titular de Defensa, Carme Chacón.

ATAQUES "ENLOQUECIDOS" El ministro del Interior apuntó que las detenciones del comando Vizcaya el pasado julio; la reciente ilegalización de las marcas electorales de la izquierda aberzale --ANV y EHAK--; la condena de 21 miembros de Gestoras pro Amnistía; y las disidencias entre los presos y en la banda hacían presumible que ETA cometería una "barbaridad". Pero no interpretó que tres actos en 24 horas constituyan una demostración de fuerza, sino que son "atentados enloquecidos" con los que la banda demuestra su debilidad.

Santoña se declaró ayer de luto oficial y cientos de vecinos participaron en una concentración silenciosa a media tarde. Por otra parte, Ondarroa trataba de recuperar la normalidad, a pesar de los centros escolares cerrados por los daños, y la comisión gestora que rige el municipio se reunió por primera vez.