ETA ha cedido a la presión de sus colaboradores en la cárcel. Si hasta ahora la banda los forzaba a no reconocer la legitimidad de la justicia española, lo que llevaba a la Audiencia Nacional a imponerles la pena más alta de las posibles, desde hace algún tiempo les permite negociar la condena con el fiscal para así reducir su estancia en prisión. Esta situación se produce mientras dirigentes históricos de ETA expresan abiertamente su malestar con la dirección.

Fuentes penitenciarias aseguran que los acusados de colaborar con ETA son los primeros procesados por terrorismo que buscan salidas individualizadas, al margen del colectivo de presos etarras. Desde el pasado verano están aceptando la condena que para ellos solicita el fiscal, una práctica que antes era muy inusual. Las mismas fuentes vinculan esta actitud y la tolerancia de la cúpula etarra al creciente malestar de estos presos con la organización.

Para estos procesados, que se amparan en el precepto legal que les permite acordar la condena en su franja más baja, el fiscal pide penas de tres a cinco años de cárcel, no el tope de diez que fija la ley. Sólo los que no tienen otras condenas pendientes siguen esta táctica, con la ayuda de algunos miembros de ETA que, encausados en el mismo sumario, eximen a los colaboradores al aceptar condenas mayores.

SALVAR LAS BASES Unos 30 procesados han buscado con esta maniobra una solución jurídica para recuperar lo antes posible la libertad. La organización terrorista permite esa táctica porque desea "salvar sus bases", según las fuentes consultadas.

El desánimo cunde entre los presos de ETA. En el último año se les ha interceptado varios escritos en los que critican a la dirección porque no les busca una salida y, además, les exige que protagonicen protestas como "no bajar al patio".

En alguno de esos escritos, los presos lamentaban que, después de que la Audiencia Nacional haya asumido las funciones de vigilancia penitenciaria, los etarras juzgados según el anterior Código Penal vayan a pasar al menos 18 años en la cárcel, mientras que los enjuiciados con el actual texto legal puedan estar entre rejas un mínimo de 40 años.

BLOQUEO DE INFORMACION Los reclusos también critican que sus canales internos de información están bloqueados. Por ello, piden a sus compañeros en la cárcel que no se crean los mensajes que les lleguen de la banda si no son a través de letrados o personas de su entera confianza, ya que han constatado que se les oculta el malestar cada vez más evidente entre los presos más veteranos de la organización terrorista. La prueba más evidente de esa incomodidad es la última carta conocida, firmada por el exjefe de ETA Francisco Múgica, Pakito , y otros seis etarras, todos ellos en prisión, y que escribieron el verano pasado. En la misiva reclamaban el abandono de las armas para permitir que la izquierda aberzale se haga con el protagonismo político, además de criticar que la cúpula de la banda les pidiera sacrificios sin una estrategia clara.