La Audiencia Nacional ha condenado al etarra Andoni Otegi a 110 años y 6 meses de cárcel por poner un coche bomba frente a un hotel de Fuengirola (Málaga) en 2002, mientras que ha absuelto a su compañero de comando, Óscar Zelarain, ya que "no hay evidencia alguna" de su intervención en los hechos.

Así lo ha acordado la sección primera de la sala de lo penal de este tribunal en su sentencia, que ha contado con el voto particular del magistrado Nicolás Poveda, que considera que Zelarain también debía haber sido condenado como autor de seis delitos de tentativas de homicidio, uno de estragos, otro de falsedad documental y otro de hurto.

La sala, integrada además por la presidenta Manuela Fernández Prado y Ramón Sáez Valcarcel, condena a Otegi a indemnizar a cuatro de los seis heridos en el atentado con unos 100.000 euros --las otras dos víctimas renunciaron a la indemnización-- y a abonar cerca de dos millones de euros por los daños materiales causados.

AUTORÍA PROBADA

La sentencia considera probado que Otegi, alias Peio, recibió la orden de colocar el coche bomba frente al hotel Las Pirámides de Fuengirola "coincidiendo con la temporada turística de verano, una cumbre europea que se iba a celebrar en Sevilla y la finalización de la presidencia española de la Unión Europea".

Para ello, utilizó un vehículo que había robado en la localidad malagueña de Coín y al que había cambiado las placas de matrícula, y lo estacionó frente al hotel, donde estalló alrededor de las siete de la mañana del 21 de junio de 2002.

El artefacto explosivo "tenía capacidad suficiente para quitar la vida de cualquier persona que se encontrara en el área de influencia de la explosión", señala la sala. Media hora antes de la explosión se recibieron tres avisos sobre la existencia de la bomba, pero cuando los agentes llegaron al lugar sólo pudieron identificar el coche, establecer un cordón de seguridad y desalojar los inmuebles más próximos.

"UNA SUERTE DE CONFESIÓN ESCRITA"

Los magistrados han basado su condena en una nota manuscrita por el propio Otegi --dos peritos han acreditado que la caligrafía corresponde al condenado- que fue incautada en Francia al etarra Juan Ibón Fernández Iradi, Susper, y en el que se detallaba en primera persona del plural los pasos para cometer el atentado, y "otros actos delictivos", ejecutados por el comando aquel mes junio.

"Así adquiere la relevancia de una suerte de confesión escrita", destaca la sentencia, que agrega que el documento describe el viaje de los miembros del comando Argala, la forma en que se cometió el atentado, así como su regreso a Francia.

Para el tribunal, "es evidente que el autor del texto, cuya finalidad era la de transmitir a la organización información útil para la preparación de futuras actividades criminales, intervino en la ejecución del hecho, preparó el coche bomba, que previamente sustrajo, y lo estacionó en Fuengirola".

SIN EVIDENCIAS PARA CONDENAR A ZELARAIN

Respecto a la absolución de Zelarain, la sentencia subraya que los datos aportados en el juicio por los peritos de inteligencia --que aseguraron que desde que Otegi y Zelarain integraban el comando Argala cometieron diversos atentados en 2002-- no se pueden utilizar porque "como enunciados fácticos que son requieren de la proposición de medios de prueba precisos" que no se llevaron a cabo.

Según la sentencia, los hechos relatados por los peritos ponen de manifiesto "un caudal de información que han descubierto y analizado", que no puede incorporarse al "cuadro probatorio". "Por ello, entendemos que no hay evidencia alguna de su intervención en el atentado de Fuengirola, más allá de la pertenencia del acusado a la organización terrorista", concluye.