La Audiencia Nacional ha condenado al etarra Gregorio Vicario Setién a 18 años de prisión por el intento de hacer estallar un coche-bomba al paso de una patrulla policial en Barcelona, el 14 de agosto de 1993. Según la sentencia, Vicario Setién y otro condenado ya por esta tentativa de atentado, recogieron en Barcelona un coche que había sido robado en Oyarzun (Guipúzcoa) y en el que varios integrantes del denominado comando "robacoches" de ETA habían introducido dos ollas con 40 kilos de explosivos que habían llevado a la Ciudad Condal.

Tras recoger el vehículo, fabricaron un artefacto con el explosivo que llevaba el coche, con la finalidad de hacerlo explotar al paso de una patrulla de policía que pasaba todos los días sobre las 21.00 horas por la calle Vila Villa, junto a un edificio de Correos. Así, el 14 de agosto de 1993 condujeron el vehículo con el artefacto en su interior y lo aparcaron en las inmediaciones del monumento de Colón tras lo que Vicario Setién entregó un mando a distancia a otro terrorista para que lo accionara en el momento en que pasara el coche policial mientras él aguardaba en las inmediaciones.

Minutos después, el compañero de Vicario Setién le comunicó que aunque el vehículo había pasado a su hora habitual no había activado el explosivo por los nervios, por lo que acuerdan intentarlo de nuevo al día siguiente. El día 15 se dirigieron al mismo sitio pero, antes de realizar la acción, observaron un vehículo de la Policía Municipal patrullando por la zona por lo que, ante el riesgo de ser detenidos, decidieron abandonar el lugar y dejar allí el coche-bomba.

Posteriormente, mediante una llamada telefónica a los diarios Egin y La Vanguardia advirtieron sobre la existencia del artefacto. Por estos mismos hechos, además de Vicario Setién, que se encuentra en prisión por esta causa desde el 24 de abril de 2006, fueron también condenados en su día José Gabriel Zabala, Gonzalo Rodríguez y Felipe San Epifanio.