La evidencia estadística muestra que en los países con un consumo moderado de grasas es menor la incidencia de ciertos cánceres, pero los mecanismos genéticos responsables son en gran parte desconocidos. Ahora, una investigación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha logrado describir uno de los procesos: el consumo excesivo de grasas omega 6, típicas de animales y de algunos aceites refinados, altera un grupo de genes y ello acelera el cáncer de mama. Concretamente se trata de cuatro genes, tres de ellos relacionados con el proceso de diferenciación celular.

El trabajo, dirigido Eduard Escrich, de la facultad de Medicina, se ha realizado con ratones a los que se les dio una dieta con muchos lípidos. "El siguiente paso será comprobarlo con células humanas", dijo ayer el profesor.

Las grasas omega 6 no causan cáncer, precisó, "pero, una vez se ha declarado, una ingestión excesiva puede acelerar el curso clínico de la enfermedad y dotarla de mayor malignidad". Por el contrario, las grasas omega 3, típicas del pescado azul y del aceite de oliva virgen, parecen tener un efecto contrario. En cualquier caso, los omega 6 (carne y aceites de girasol y maíz, entre otros) tienen un efecto positivo incuestionable si se toman en pequeñas dosis, reiteró.