El exespía Roberto Flórez intentó ayer justificar lo injustificable en la primera sesión del juicio que se celebra contra él, a puerta cerrada, en la Audiencia Provincial de Madrid por un delito de traición por vender información del CNI a Rusia. El exagente se declaró inocente. Fuentes fiscales recordaron que las pruebas que pesan contra Flórez son "irrefutables".

La versión del exagente fue ofrecida por su abogado defensor, Manuel Ollé, quien explicó que los documentos secretos que Flórez guardaba en su domicilio de Tenerife eran para elaborar un trabajo sobre las deficiencias del CNI que le habían encargado sus superiores. Y que las dos cartas que escribió al exnúmero tres de la Embajada de Rusia en Madrid, Petr Melnikov, eran un caso práctico sobre los fallos de seguridad del servicio de inteligencia español, pero rechazó que las hubiera enviado.

LAS PRUEBAS Sin embargo, fuentes fiscales desmintieron esta versión y recordaron que el exagente fue detenido, en julio del 2007, a raíz de una investigación abierta en el CNI tras descubrirse que Rusia "tenía información que no debía tener". También recordaron que el exespía no podía tener los documentos que se le intervinieron en su casa porque estaban clasificados como materia reservada. Y que los robó mientras trabajó en el centro de inteligencia entre marzo de 1991 y marzo del 2004. Por ello, solo han podido ser desclasificados por el Consejo de Ministros y algunos de estos documentos ni siquiera han podido ser aportados al juicio para no perjudicar a la seguridad nacional.

Estas mismas fuentes subrayaron que la decisión del agente Flórez de ofrecer información "muy importante" a Rusia a cambio de 200.000 dólares obligó al CNI "a cambiar muchas cosas" para preservar, por ejemplo, la seguridad de muchos agentes, cuya identidad fue facilitada a los rusos por Flórez.

Esta versión fue corroborada por el exdirector del CNI Alberto Saiz, que declaró como testigo. A su salida de la vista, el exjefe de los espías explicó que su declaración había ido bien y que había colaborado con la justicia. Sin embargo, fuentes jurídicas informaron de que Saiz se negó a contestar numerosas preguntas por motivos de seguridad.

El exespía se enfrenta ahora a una condena de 12 años de cárcel por un delito de traición, aunque el abogado del Estado propone a los jueces de la Audiencia de Madrid que consideren imponerle una pena alternativa de cuatro años de prisión por revelación de secretos en el caso de que no le condenen por traición. El juicio continuará hoy con la declaración de más testigos del caso.