Con las 1.643 butacas del teatro Tívoli de Barcelona ocupadas y una larga cola de gente en la calle que no pudo entrar, el aún sin nombre partido antinacionalista de Cataluña celebró ayer su primer gran mitin. "Tenemos que lograr que el Estatut salga deslegitimado de las urnas", planteó Arcadi Espada, uno de los impulsores de la plataforma Ciutadans de Catalunya, semilla del nuevo partido, que contó como invitado especial con el filósofo Fernando Savater.

No fue una presentación políticamente correcta. Albert Boadella, otro miembro activo de la plataforma, presenció el acto disfrazado de intimidador mosso d´esquadra y puso sobre el escenario una gran pantalla de proyección empleada en dos de las últimas producciones de Els Joglars.

Arcadi Espada reservó a los que acusan a la plataforma de ser un hatajo de pijos e intelectuales sus primeros ataques. "Cataluña debe ser el único lugar del mundo donde se descalifica a alguien llamándole intelectual". Buscó el aplauso ridiculizando el nacionalismo catalán, pero también exploró la provocación. Lo hizo cuando criticó a los padres que, para burlar la "intimidación nacionalista", llevan a sus hijos a colegios privados para escolarizarles en castellano. El acto acabó sin incidentes, pese a la obsesión de los organizadores por la seguridad.