El catedrático de Biología Marina de la Universidad de Sevilla (US) José Carlos García-Gómez recuerda que el medio ambiente marino no entiende de fronteras y aboga por que el conflicto pesquero y medioambiental sobre las aguas de Gibraltar se supere con una gestión medioambiental conjunta "que logre avances".

Director del Laboratorio de Biología Marina de la US y experto en el Estrecho y la Bahía de Algeciras, ha dicho a Efe que las administraciones deberían colaborar para preservar las aguas de la zona y áreas próximas, y su gestión pesquera, al margen del "conflicto latente" sobre la soberanía, "que puede tener otros cauces jurídicos y políticos para su deseable resolución".

"Creo que la política ha fallado en esta crisis, en la que ha faltado diplomacia y han sobrado declaraciones desafortunadas que no contribuyen a la búsqueda de salidas a la escalada de tensión generada por las mismas; pero tras todo conflicto surgen oportunidades de acercamiento y reflexión, y ahora se podría impulsar una primera tentativa de gestión medioambiental conjunta y sostenible de la zona en liza", ha aseverado.

Premio Andalucía de Medio Ambiente en 1996 y Nacional de Medio Ambiente e Internacional de Medio Ambiente Marino de la CMAS (UNESCO), en 1997, admite la complejidad de la gestión ambiental de la zona de conflicto y áreas marinas aledañas, donde se yuxtaponen dos LIC (Lugar de Importancia Comunitaria, figura de protección ambiental de la UE) impulsados por España y Reino Unido.

Aboga, por ello, por que se clarifique la competencia medioambiental, se acaten los fallos de los tribunales europeos y se realice "un importante esfuerzo para que se resuelvan las diferencias entre las partes que sólo conducen a un escenario de agravios y crispaciones que perjudica la convivencia y no coadyuva a que la política avance en su resolución".

En su opinión, el Estrecho, donde confluyen tres áreas biogeográficas: lusitana, mauritana y mediterránea, "es una zona marina de alta diversidad biológica y muy sensible a cualquier actuación humana, como la amenaza latente que supone el paso de entre ochenta y noventa mil buques al año".

García-Gómez es también un experto en arrecifes artificiales, sobre los que publicó en 2004 una revisión científica mundial -con especial énfasis a su eficacia ambiental y económica- y de los que ha dirigido varios proyectos de la Junta de Andalucía.

Aunque desconoce si Gibraltar ha elaborado un informe técnico previo al lanzamiento del arrecife artificial donde faenaban pesqueros andaluces o a la construcción de una escollera en la orilla mediterránea del Peñón, sostiene que los bloques fondeados son de tipo mixto, para incrementar la biodiversidad sobre los fondos y para enganchar redes de pesqueros que las autoridades de Gibraltar entienden no deben faenar en la zona.

Ha destacado que en el medio intermareal de Gibraltar existen importantes efectivos de la lapa ferrugínea (Patella ferruginea), especie catalogada "en peligro crítico de extinción" y protegida con el máximo nivel administrativo, el mismo que el del lince ibérico.

"El Mar de Alborán y el Estrecho son dos de los máximos baluartes de esta especie endémica del Mediterráneo occidental y cualquier actuación puede afectarle, por lo que hay que planificarla muy bien previamente", ha añadido este científico, que dirige actuaciones en el puerto de Ceuta para que nuevas escolleras o recrecimientos de diques no afecten al mayor número de ejemplares de lapa ferrugínea que viven en estas instalaciones.