El PP ha encontrado en el caso Bono un filón para desgastar al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero hasta las próximas elecciones generales. Lo demostró ayer en el Congreso. Los populares montaron tal bronca contra el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, a cuenta de la detención de dos militantes del PP, que acabó provocando la expulsión de uno de sus diputados. Poco antes, Angel Acebes había equiparado el caso Bono con el GAL al exigir que se investigue "quién es la X del Gobierno". Y los parlamentarios del PP en la Asamblea de Madrid remataron la intensa jornada organizando una escena parecida al esposarse las manos como si estuvieran detenidos.

"ALONSO, DIMISION" El ambiente del pleno del Congreso se había caldeado previamente con los continuos gritos de "Alonso, dimisión" que vociferaron los conservadores. Como acostumbra, el diputado Vicente Martínez Pujalte fue el más activo en la labor de denostar al exministro del Interior y su esfuerzo mereció que el presidente de la Cámara, Manuel Marín, le amonestara dos veces, le advirtiera de que una tercera supondría su expulsión y acabara echándolo del hemiciclo. Es la primera vez que ocurre en las Cortes democráticas.

Para el portavoz del Grupo Popular, Eduardo Zaplana, la expulsión fue "injusta y arbitraria" y Marín "buscó provocar deliberadamente al PP". Así, Zaplana anunció que su grupo pedirá la reprobación del presidente de la Cámara "por amedrentar a la oposición". Mariano Rajoy, que no asistió a ese pleno, calificó la medida de "desproporcionada". Marín aseguró que su decisión se atuvo al reglamento e invitó al PP a solicitar el amparo del Tribunal Constitucional.

El PP de Madrid también aportó crispación. Todos sus parlamentarios se pusieron en pie y mostraron sus manos esposadas en el momento en que el líder socialista, Rafael Simancas, hacía uso de su turno de palabra en la Asamblea madrileña.

Las protestas simultáneas en el Congreso y en el Parlamento regional dejaron claro que aferrarse al caso Bono es una estrategia con la que el PP cree poder debilitar al Gobierno. El compromiso de Rajoy de apoyar a Zapatero en el camino hacia el fin de ETA y la aprobación parlamentaria del Estatuto catalán han dejado al PP sin sus más rentables armas para atacar al Gobierno.

EL DISEÑO DE LA ESTRATEGIA El guión de la estrategia del PP había empezado horas antes. Rajoy se había reunido con los dos militantes detenidos en la manifestación de la AVT, Antonia de la Cruz e Isidoro Barrios, para mostrarles su respaldo y trasladarles el compromiso de que "esto no va a quedar así". Ellos resumieron su experiencia: "Esto no se nos olvidará nunca".

Poco después Acebes demostraba que al PP tampoco, y pronunciaba una frase de largo alcance que puso al mismo nivel el caso Bono con el GAL. El número dos del PP recordó que su partido, además de dedicar todas sus preguntas a esta cuestión en la sesión de control al Gobierno del próximo miércoles, exigirá que se cree una comisión de investigación. "Hay que investigar quién es la X del Gobierno que ordenó las detenciones ilegales. Nadie se cree que pueda ser la ocurrencia de dos policías".

PREGUNTAS CAPCIOSAS Acebes siguió: "¿Es lógico que haya órdenes de detenciones sin que lo conozca el presidente? ¿Lo supo o no? ¿Qué ordenes dio Zapatero cuando alguien le dijo que había dos detenidos o que se iba a detener a dos militantes del PP?". Daba así por hecho que el presidente conocía con antelación que se iba a proceder al arresto de dos simpatizantes del PP.

El comportamiento de los populares indignó al PSOE. Su portavoz, Diego López Garrido, apoyó al presidente del Congreso, destacó la serenidad de los demás grupos y aseguró que los españoles "no merecen una España dirigida por quienes se comportan como vulgares agitadores vociferantes".