Todos los actores económicos catalanes se ven forzados a mostrar su punto de vista y opinar sobre la huelga general convocada para el 18 de octubre por la independentista Intersindical-CSC. Frente a unas patronales que discrepan del paro «porque no es un conflicto entre empresas y trabajadores», en los sindicatos con mayor representatividad, CCOO y UGT, remarcan su pluralidad interna. Una «riqueza» que también les hace evitar pasos en falso que pueden generar fisuras internas.

CCOO y UGT no quieren repetir lo sucedido en el 2017. No reeditarán la Taula per la Democràcia, plataforma que compartieron con la ANC y Òmnium Cultural a las puertas del 1-O. «Nada de política». Ningún contacto con entidades promovidas desde el independentismo.

Su apuesta es sumar a la Federación d e Asociaciones de Vecinos y Vecinas de Barcelona (FAVB) o la Lafede, que agrupa entidades por la justicia global, para valorar la sentencia. Tienen tres consignas consensuadas: defensa acérrima de la libertad de manifestación, contra el uso «abusivo» de la prisión preventiva, y crítica frontal ante cualquier «desproporción» de las penas. Por ahora evitan hablar de la huelga general.

Respecto a la patronal, el jueves fue Fomento del Trabajo el que irrumpió en el debate con un llamamiento a la «responsabilidad» y a garantizar la «convivencia». La patronal presidida por Josep Sánchez Llibre celebrará el 18 de noviembre la cena anual de premios y espera hacerlo en un clima lo más similar al que primó el año pasado, cuando coincidieron Sánchez y Torra. Pero, por ahora, esa escena, aunque deseada, se ve lejana.

La patronal Pimec defiende la «unidad de acción» de todos los agentes sociales para garantizar la estabilidad. Y el Círculo de Economía no se ha pronunciado más desde que el nuevo presidente, Javier Faus, con la junta directiva, visitó al president Torra y le reclamó que aparcara la vía unilateral y recobrara la del diálogo.