José Luis Rodríguez Zapatero mojó ayer el café del desayuno de oración en Washington con el peor sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) desde que está al frente del Gobierno. Otro jarro de agua fría que se une al desconcierto generado por la gestión del cuándo y el cómo del debate de la reforma de las pensiones --que amenaza con romper la paz social que tanto habían mimado desde la Moncloa-- y a la guerra abierta por analistas y organismos internacionales (ayer le tocó al FMI) contra la economía española. La bolsa sufrió una caída espectacular del 5,94%, un sector del PP --de nuevo dividido-- pide elecciones anticipadas y la unidad interna del PSOE, escenificada el sábado en el comité federal, empieza a resquebrajarse. La estrella de Zapatero se apaga.

Quiso el destino, o no, que el barómetro de enero del CIS no se diera a conocer hasta que finalizó la plegaria del presidente español en los EEUU. Las conclusiones de la encuesta trimestral más importante que elabora el Ejecutivo son demoledoras. Y eso que la muestra, realizada en toda España mediante 2.477 entrevistas, se hizo entre el 9 y el 21 de enero. Una semana antes de que Zapatero anunciase en Davos la ofensiva reformista que se ha tornado en su contra cual bumerán y cuyos efectos en la opinión pública no recoge.

CRECE LA BRECHA El barómetro otorga al PSOE la estimación de voto más baja desde que volvió al poder en el 2004 (36,2 %, 3,8 puntos por detrás del PP y a más de siete puntos de los resultados cosechados en la primera victoria electoral de Zapatero). La brecha en favor del principal partido de la oposición se amplía en cinco décimas, respecto al pasado octubre, cuando se hizo el anterior sondeo. El presidente recibe a nivel individual su valoración más baja desde que está de la Moncloa (3,98 de nota media), superado por primera vez por otro líder político, la exsocialista Rosa Díez. Todos los ministros suspenden y el paro se dispara como el principal problema para los españoles, acaparando un 82,7% de las respuestas de los encuestados.

El único consuelo para el jefe del Gobierno y su equipo reside en que el PP no despega. Los populares pierden un punto de estimación de voto en referencia a la anterior encuesta y Rajoy se queda en un 3,5 de nota media, todavía por debajo de Zapatero. Una muestra más del creciente desapego ciudadano hacia la política, incapaz de aportar soluciones convincentes en la lucha contra la crisis. Lo que también podría explicar, en clave populista, el auge de Rosa Díez y su proyecto al frente de UPD. El semestre europeo, lejos de convertirse en el revulsivo para impulsar la figura de estadista de Zapatero, como esperaban sus asesores, está contribuyendo a poner la maltrecha economía española en el centro de todos los focos. Ante todo ello, el PP ya ni se acuerda del compromiso de tregua patriótica hasta que concluya la presidencia de turno. Pero al margen de sus problemas de liderazgo, que ayer se reprodujeron, los populares siguen sin lograr el apoyo de los otros partidos. La mayor parte del arco parlamentario (incluidos PNV y CiU) se mostró ayer muy crítica con la política económica del jefe del Ejecutivo, pero renegó de la propuesta de moción de censura lanzada por una parte de la dirección del PP. Y es que votar a favor desembocaría, reglamentariamente, en llevar a Rajoy a la presidencia. La opción de presionar al líder socialista para que convoque elecciones anticipadas tampoco tuvo éxito.

"La alternativa no es entrar en un periodo electoral, sino rectificar con humildad pensando en el medio plazo y a favor del país, y no en los intereses electorales", dijo en nombre del PNV el presidente del Bizkai Buru Batzar, Andoni Ortuzar, informa Ana Garbati.

AGENTES SOCIALES Los agentes sociales tampoco se mostraron a favor de un adelanto electoral, sino de reclamar al Gobierno que actúe, aunque con lógicas diferenciadas según el caso. En lo que sí coincidieron todos es en una dura crítica a "las improvisaciones" de Zapatero. CCOO reclamó que el Ejecutivo se deje de "ocurrencias" que parecen fruto de presiones exteriores, y que se dedique a promover políticas activas contra la crisis basadas en el diálogo social. También advirtió de que los sindicatos no aceptarán ninguna imposición que comporte recortes de derechos sociales.

Para UGT, lo que necesita el país es "más colaboración, más diálogo social y menos sacudidas". La patronal reclamó un "pacto de Estado" que permita avanzar en las reformas estructurales del mercado laboral.

Mientras tanto, Zapatero insistió en EEUU en tranquilizar al mundo ante los problemas de la economía española y en pedir confianza. El margen es ya estrecho. Lo que tarde en conocerse la reforma laboral que aprueba hoy el Consejo de Ministros.

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