Galicia vive un momento caliente, conflictivo en torno a la lengua". Es el diagnóstico que hace el nuevo secretario general de Política Lingüística de la Xunta, Anxo Lorenzo. Su palabras tienen reflejo en las calles. El 17 de mayo, cerca de 20.000 personas se manifestaron en Santiago de Compostela convocadas por la Mesa por la Normalización Lingüística contra la derogación del decreto del gallego en la enseñanza anunciada por el nuevo Gobierno autonómico, presidido por Alberto Núñez Feijóo.

Ese compromiso fue uno de los motores de la campaña electoral que, el 1 de marzo, llevó al triunfo al candidato del PP con el respaldo de los activistas en defensa del castellano organizados en la asociación Galicia Bilingüe, que promovió diversas movilizaciones en los días previos a los comicios para desgastar al Gobierno bipartito formado por el PSdG y los nacionalistas del BNG. Ahora, el presidente de la Xunta invoca el modelo lingüístico que en el País Vasco defiende el lendakari Patxi López para vertebrar un gran acuerdo con los socialistas gallegos en torno a esta cuestión.

ADIOS A LA PRISA "El conflicto lingüístico no existía en Galicia hasta que el bipartito puso en marcha el decreto sobre el gallego en las aulas", sostiene Núñez Feijóo en una entrevista concedida la semana pasada a El Periódico de Catalunya . El citado decreto, aún en vigor, impone a las escuelas públicas y concertadas la obligación de impartir al menos el 50% de las asignaturas en el idioma de la comunidad. La anterior normativa, aprobada bajo la presidencia de Manuel Fraga, imponía el gallego en un tercio de las asignaturas.

Durante la campaña electoral, Núñez Feijóo prometió que derogaría el decreto "en un plazo de 100 días". Una vez instalado en el Palacio de Raxoi, sede de la presidencia de la Xunta, el dirigente popular ha empezado a ver las cosas de otra manera. La urgencia ha dejado paso a la voluntad de llegar a un acuerdo. Los plazos han cambiado. La anulación del decreto y la aprobación de una nueva norma "se harán en la primera parte de la legislatura", dice Núñez Feijóo. No antes del curso 2010-2011.

Y se hará tras un periodo de consultas y negociaciones en el que los padres de los alumnos tendrán un papel destacado, pero en el que el presidente gallego se compromete a atender los planteamientos de entidades e instituciones como la Real Academia Galega (RAG), que ha expresado su "preocupación" por la posibilidad de que las decisiones de la Xunta "dejen desprotegida a la lengua gallega".

Hasta la fecha, Núñez Feijóo no ha concretado cuál es el modelo lingüístico que sustituirá al actual. El consejero de Educación, Jesús Vázquez Abad, ha advertido de que "hoy en día no se puede decir sí o no a nada", incluida la posibilidad de segregar a los alumnos en función de la lengua que emplean. Una opción que tiene un coste elevado, como el propio Vázquez ha reconocido al afirmar que "cualquier cambio está ligado a las posibilidades económicas".

En este proceso, Núñez Feijóo ha adoptado como referente al socialista Patxi López, que, asociado al PP vasco por un pacto de gobernabilidad, se ha comprometido a garantizar a los padres la posibilidad de optar por cualquiera de los tres modelos --en euskera, en castellano o bilingüe-- para la educación de sus hijos. "Ratificamos el discurso del lendakari en temas lingüísticos", declara Núñez Feijóo. Y a partir de ese discurso, tratará de atraer a los socialistas gallegos a un gran acuerdo. Sin prisas.