El popular Alberto Núñez Feijóo tomó ayer posesión de su cargo como presidente de la Xunta de Galicia en un acto sobrio en el que reclamó la colaboración del Gobierno central para ayudar a esta comunidad a salir de la crisis. Feijóo optó por prometer el cargo en el Salón de Reyes del Parlamento de Galicia ante 150 invitados, entre los que figuraba el vicepresidente tercero del Gobierno y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, y todos los expresidentes gallegos.

Aprovechando la presencia de Chaves, Feijóo expresó su deseo de que el equipo del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, "arrime el hombro" en el reto que se marcó: paliar los efectos de la crisis en Galicia. Para eso llamó en reiteradas ocasiones a la cooperación de la oposición gallega. El nuevo presidente recordó que su mandato se centrará en combatir los problemas económicos, sin olvidar la reforma del estatuto o la financiación.

Sobre este tema el vicepresidente Chaves, que acudió al acto en representación del Gobierno central, adelantó que tanto Zapatero como él mismo recibirían "cuanto antes" a Feijóo para abordar, entre otros asuntos, una negociación sobre financiación "que no va a ser fácil", dijo, aunque espera lograr "un sistema multilateral que pueda satisfacer a todos". Feijóo también tuvo tiempo para mirar al pasado en su discurso, con alusiones al galleguismo de la era Fraga.

Del fraguismo , el nuevo presidente recuperó el sonido de las gaitas, aunque si en la última investidura de Fraga se dieron cita miles de gaiteiros, esta vez había unos 60 en la plaza del Obradoiro de Santiago, junto a unas 5.000 personas.

RAJOY Y GALLARDON Entre ellas se encontraba el presidente del PP, Mariano Rajoy, que dijo estar "muy agradecido a todos los gallegos" por la confianza depositada en su partido, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que tras definir a Feijóo como "un político moderado", evitó comentar si su triunfo es el avance del centrismo en el PP.