Hace justo un año, cuando Vox entró en el Parlamento andaluz con 12 escaños, Alberto Núñez Feijóo (PP), presidente de la Xunta, se jactó: "Ese fenómeno electoral no tiene cabida en Galicia!". Y es cierto que el partido de ultraderecha no sacó ningún diputado al Congreso ni en las generales de abril ni en las de noviembre, pero Feijóo ya no es tan optimista. Estos días, en privado, el líder conservador cree que él mismo, con su estrategia, ha dejado demasiado espacio a la fuerza de ultraderecha. ¿Se ve pactando con Vox si lo necesita para retener el Gobierno? En su equipo no contestan, porque de hecho Feijóo no ha aclarado siquiera si se presentará a las próximas autonómicas, que se celebrarán a lo largo del año que viene.

Después de los comicios del 10-N, el dirigente gallego ha reclamado en varias ocasiones que el PP debería de colaborar en la investidura del candidato del PSOE, Pedro Sánchez, para que pueda ser reelegido sin necesidad de la abstención de los independentistas de ERC. Su petición no concuerda con la línea marcada por su jefe de filas en Madrid, Pablo Casado, que ha descartado esa opción de manera rotunda, pero tanto uno como otro han justificado en 'petit comité' que ese mensaje era más para la ciudadanía gallega que para la española.

El político de Orense quiere seguir jugando en el centro y exhibiendo un galleguismo moderado, pescando votos también en el electorado menos escorado del PSOE. "E incluso del BNG", se atreve a decir un miembro de la cúpula del PP en Madrid que considera que el presidente de la Xunta juega a veces incluso a aparecer como un "pseudonacionalista".

Durante este 2019 en el que Vox ha ido creciendo elección a elección y comiendo terreno al PP, Feijóo se ha despachado con duros calificativos contra los de Santiago Abascal. Les ha llamado "falangistas", les ha acusado de estar "al servicio del PSOE" y se burló en el diario 'Abc' de las amistades internacionales de la formación de ultraderecha: "Si a mí la noche electoral me llaman para felicitarme la señora Marine Le Pen y el señor Matteo Salvini, me preocuparía".

Medidas "de la izquierda"

Hasta hace poco, también Vox ha mostrado poca querencia por el perfil de Feijóo. Algunos dirigentes del partido radical en Madrid aseguraban que no facilitarán en ningún caso su investidura si necesitan sus escaños, por considerar que durante sus mandatos ha aplicado las medidas contra la violencia machista y las políticas lingüísticas "de la izquierda". La Xunta tiene una secretaría general de Igualdad que depende de Vicepresidencia, que impulsa múltiples mecanismos para acabar con la lacra de la violencia sexista. En cuanto a la lengua, el dirigente del PP se cargó la discriminación positiva que recibía el gallego respecto al castellano -lenguas que conviven al 50% en la educación pública- desde el Gobierno del PSOE y el BNG .

Estos últimos días, sin embargo, han salido las primeras frases contemporizadoras del partido de ultraderecha. El número dos, Javier Ortega Smith, ha ofrecido al PP los votos de Vox si los necesitan en las próximas autonómicas para seguir en el Ejecutivo. Fuentes de la dirección radical dan por hecho que Feijóo volverá a presentarse, porque tiene el aliciente de plantarles cara, pero que no logrará sacar su cuarta mayoría absoluta consecutiva. Si fuera así, los de Abascal están dispuestos a replicar en Galicia la fórmula de otras comunidades en las que facilitaron la investidura de los candidatos del PP pero no entraron en el Gobierno.