LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO SEVILLA, 1942

PROFESION ABOGADO Y ESCRITOR

ESTADO CIVIL CASADO Y PADRE DE TRES HIJOS

CARGOS PRESIDENTE DEL GOBIERNO ENTRE 1982 Y 1996 SECRETARIO GENERAL DEL PSOE DE 1974 A 1997

Alejado de la política activa, pero con la misma pasión que siempre le caracterizó, Felipe González analiza el reto de la Constitución europea desde su nuevo despacho en las afueras de Madrid. Asegura que nada de cuanto sucede le es ajeno y, desde esa perspectiva, reflexiona sobre el respaldo que, en su opinión, merece el texto de la Constitución europea.

--¿Los que postulan el no , lo hacen mirándose al ombligo?

--Algunos no quieren más Europa, otros pretenden reforzar el nacionalismo, y otros señalan que es una Constitución insuficiente, pero para los europeístas nunca ha habido un texto suficiente. Después están los que dicen no porque se afirma la inviolabilidad de fronteras de los estados de la Unión. Este es un no que tiene su explicación en pulsiones secesionistas que no tienen cabida en Europa. El no conduciría a una crisis europea con un retroceso notable, con una parálisis de mucho tiempo.

--¿Le falta algo a este proyecto de Constitución?

--No veo ningún déficit delicado. Lo que veo es una plataforma sobre la cual se puede lograr un objetivo incumplido: la definición clara de un poder político europeo relevante. Pero eso no nos lo dará la Constitución.

--¿Qué más podría alcanzarse a partir de su entrada en vigor?

--Unas políticas económica y tecnológica que permitan que Europa no se descuelgue de la revolución de las tecnologías y siga jugando un papel destacado por valor añadido --no por salarios baratos--, y con cohesión social. Una política exterior y de seguridad que sea relevante. Sobre la nueva Constitución se ha de reforzar la política de justicia e interior, la política de migraciones. De lo contrario, el aspecto más delicado, que es la criminalidad organizada, con la manifestación que más nos preocupa que es el terrorismo, o el tráfico de personas y de órganos, aprovecharán el espacio interior sin fronteras.

--¿El Tratado cierra el paso al secesionismo?

--Los que dicen que no quieren votar esta Constitución porque cierra el paso a aspiraciones secesionistas tienen razón. Pero no haría falta esta Constitución. La española tampoco abre ese paso. Ni ninguna Constitución en el mundo. En Canadá había alguna ambigüedad y la Corte Suprema resolvió la cuestión.

--¿Cómo?

--Al establecer que no habría un festival de consulta cada 4 años. Porque si una vez saliese a favor de los que quieren la secesión ya no habría marcha atrás. Hay que repetirlo con sinceridad. Los que temen que esta construcción europea no admite la aventura del fraccionamiento interno de los estados reconocidos en Europa tienen razón.

--Es otra barrera más.

--Es una barrera añadida a la Carta Magna española porque detiene cualquier tipo de aventura irredentista de nuevas fracturas. Es un camino que no ayuda a la independencia. Los que defienden los valores que dicen defender, desde el punto de vista de la identidad y la cultura, sepan que si se fraccionaran no cabrían en Europa. Por ello, deberían recomponer su posición.

--Pero el plan Ibarretxe sigue sobre la mesa.

--Los ciudadanos del País Vasco viven una gran confusión. Les aseguran que esa iniciativa se puede someter a consulta, pero no les precisan que no tiene ningún fundamento legal ni a qué territorio se refiere. Por el momento a éste, les dicen. Mañana, no sé. Y esto crea una incertidumbre extraordinariamente delicada. Sin dramatizar, el asunto no tiene salida y habría que recomponerlo.

--¿Por qué?

--Imaginemos que una Diputación foral decide no sentirse concernida por la consulta. Y si hubiera alguna interpretación, digamos consistente, de derechos históricos, se atribuiría mucho más a un derecho histórico como el la foralidad que al que se quiere representar ahora, que es reciente y delegado. En un ámbito territorial como un ayuntamiento, éste podría ampararse en la legalidad vigente --argumento de enorme trascendencia-- y decidir que no se siente concernido. Es algo, lo diré en términos que no sean del todo ofensivos, disparatado.

--¿Fue un acierto someter la Constitución a referendo?

--Si se pregunta a políticos y a los ciudadanos si conviene una consulta directa, todos dicen que sí, porque les parece que son más demócratas.

--Aunque no vayan a votar.

--Da igual. Pero cuando va a celebrarse la consulta, empiezan a llamarse a andanas, y algunos dirigentes dicen ¿por qué tenemos que ser los primeros? Se podrá discutir la oportunidad o no del referendo, pero decir si somos los últimos o los primeros me parece absurdo. Demasiadas veces fuimos los últimos. Yo lo viví dramáticamente cuando el referendo de la OTAN. Fraga me dijo, si cometes el error de convocarlo, estaré por el y mi partido, también. Luego fue que no .

--¿Reedita el PP el pasado?

--El PP no volverá a cometer aquel error. Es un partido que ha pasado por el poder y ha participado en todo el proceso de elaboración de la Convención europea. Claro que en el último momento hicieron como acostumbran a hacer los delanteros brasileños, una paradinha antes de tirar el penalti, a la espera de las elecciones del 14-M. En el Parlamento europeo, ni un diputado del PP estuvo en contra.

--Pero Aznar sigue reticente.

--Seguro, seguro. Y lo manifiesta para quien lo quiera oír. Todavía no ha comprendido que es como un jarrón chino grande en un apartamento pequeño.