Erre que erre, Felipe González, insiste en remover el recuerdo del episodio más oscuro de su pasado como presidente del Gobierno español. Cuando aún resuenan los ecos de la polémica que desató en noviembre tras confesar en una entrevista en el diario El País que, a finales de los 80, tuvo una oportunidad de "liquidar" a la cúpula de ETA, que rechazó, y que "aún no sabe" si hizo lo "correcto", ayer ahondó en su particular terapia de conciencia sobre su presunta relación con los GAL. En otra entrevista concedida a la revista Vanity Fair, González admite ahora que, de haber estado en su mano, habría decidido "volar" el coche en el que iban los terroristas que asesinaron a 21 personas en el centro comercial Hipercor de Barcelona, en el año 1987.

"Esta es solo una hipótesis, nunca se dio esa posibilidad, pero vamos a ver: ¿si pudiera haber impedido que esos tipos que iban con un coche bomba a volar Hipercor lo hicieran, incluso volando el coche con los tipos dentro, lo hubiera hecho? Pues, probablemente, sí. ¿Y eso es realmente escandaloso? Puede que lo sea, pero lo digo desde el punto de vista de la responsabilidad de un gobernante, que tiene la obligación prioritaria de defender la vida de sus conciudadanos", asegura el exlíder socialista preguntándose y respondiéndose a sí mismo, lo que demuestra el carácter autocrítico de la reflexión.

CONCIENCIA "TRANQUILA" Dicho lo cual, González se cura en salud ante los tribunales y afirma que nunca ordenó "directa ni indirectamente" matar a una persona, en relación con las actuaciones de los GAL, y asegura tener la conciencia "tranquila" al respecto. Y es que, según insiste, "lo raro" es que un gobernante no se plantee qué hacer si puede salvar la vida de sus conciudadanos.