El Rey ensalzó ayer la independencia judicial como garante, entre otros derechos, del «pluralismo político» en el acto de entrega de despachos a los nuevos jueces. También subrayó el deber de los magistrados de defender la legalidad y los valores constitucionales. Los Mossos blindaron el Auditorio de Barcelona, que acogía la ceremonia, mientras en la calle unas 300 personas, convocadas por los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR), se manifestaron en protesta por la presencia de Felipe VI. No asistió a la cita ningún político catalán, al no haber sido invitados. Sí lo hizo el ministro de Justicia, Rafael Catalá, como acompañante del Monarca.

«El juez que forma la Escuela Judicial es el que se recoge expresamente en la Constitución: independiente, inamovible, responsable, sometido únicamente al imperio de la ley. Firmemente comprometido con los derechos e intereses de las personas, es especial de sus derechos fundamentales y libertades públicas, garante de la legalidad de la acción de los poderes públicos. Un juez imbuido de los valores constitucionales que presiden su ordenamiento jurídico», aseguró el Rey ante la presencia de la cúpula judicial española y catalana.

Felipe VI aludió a la complejidad de la función judicial, al tiempo que dejó patente el reconocimiento a la labor de los jueces españoles. «Soy consciente, todos los somos, de la dificultad que entraña el ejercicio de vuestra función y la gran responsabilidad que comporta», destacó, para después incidir en la labor del juez «como garantía última de los derechos y factor especial para el respeto de la ley».

La ceremonia se inició con el discurso protocolario de la directora de la Escuela Judicial, Gema Espinosa, esposa del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, que investiga al cesado Gobierno catalán por rebelión. El magistrado también asistió al acto y recibió el apoyo de sus compañeros catalanes con efusivos abrazos y apretones de mano.

El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, recordó a los nuevos jueces que su posición viene determinada por la Constitución, que les permite «actuar como un poder del Estado cuya misión es juzgar y hacer ejecutar lo juzgado siempre con sujeción de la ley». «Sois la voz de la ley, que expresa la voluntad de la mayoría de un Estado democrático», precisó.

Los Mossos blindaron los accesos al edificio, rodeándolo con vallas y poniendo agentes en el perímetro. Y es que los CDR llamaron a concentrarse en el Pont de la Marina bajo el lema Echemos a la (in)justicia española. Unas 300 personas cortaron la calle de Marina con consignas a favor de la liberación de los políticos presos, reivindicando a Carles Puigdemont como president y en contra del Monarca, a quien llamaron a «destronar». Los manifestantes consiguieron acercarse a las inmediaciones del auditorio, pero el control policial les impidió seguir adelante. Eso sí, a la llegada de Felipe VI le propinaron una pitada.

PROTESTA DE ESTUDIANTES / Un grupo de alumnos de la Escuela Superior de Música de Cataluña organizó una protesta en el interior del centro, que se encuentra en el mismo recinto que el auditorio, a unos 100 metros de la entrada por la que accedió el Rey. Los Mossos desalojaron a los estudiantes que estaban sentados en el vestíbulo entonando Els Segadors y reproduciendo canciones del rapero Valtonyc, condenado por sus letras. Los estudiantes salieron custodiados por la policía una vez había entrado el Monarca y fueron recibidos por los concentrados con aplausos.

La de ayer fue la segunda visita a Cataluña del Rey en lo que va de año y desde el referéndum del 1-O. Los pasados 25 y 26 de febrero, el Monarca viajó a Barcelona para participar en la inauguración del Mobile World Congress, El presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se negaron entonces a darle la bienvenida en el Palau de la Música.