El que fue jefe de los Mossos durante la aplicación del 155, Ferran López, respaldó este miércoles ante el tribunal del 'procés' el testimonio que prestó el mayor del cuerpo Josep Lluís Trapero, al que se acusa de rebelión en la Audiencia Nacional. Según el testigo, los Mosos pidieron al entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigemont, que "para cumplir el mandato de la juez (del TSJC) que no llevaran a cabo del referéndum por el clima que se estaba generando de polarización de los dos bandos", que hacía "crítica" la situación.

También aprovecharon la reunión del 28 de septiembre, tres días antes del 1-O, para recriminar al que era 'conseller' de Interior Joaquim Forn, que dijo que "nunca pidió nada" a los Mossos en relación al referéndum, sus manifestaciones públicas en las que había dicho el cuerpo garantizaría la celebración del referéndum habían sido "un error", porque no les ayudaba. Queja que se hizo extensiva a Jordi Turull, porque entendían que sus palabras "perjudicaban" a los Mossos.

Según el comisario, les indicaron que el 7 de septiembre los mandos de los Mossos habían sido apercibidos por el Tribunal Constitucional, aunque nadie habría hecho falta. "Nadie va a poder decir nunca que los Mososs participaran en la colaboración, en la preparación o en ningún acto previo al referéndum".

López, que compareció a petición de la acusación que ejerce Vox, explicó que no compartía la figura de quien iba a coordinar el dispositivo, el coronel Diego Pérez de los Cobos por ser "híbrida entre política y operativo", pero sí estaban "absolutamente dispuestos" a cumplir el mandato judicial.

Como declaró el mayor Josep Lluís Trapero, fue López quien acudió a las reuniones de coordinación con la Guardia Civil y la Policía Nacional, en las que niega que hubiera discrepancias. "Una primera decisión consensuada y acordada fue si nos dedicábamos a todos los centros o hacíamos frente solo a unos cuantos. En nuestro caso, era que haríamos frente a la extensión de todos los centros, se habló de un binomio en todos los centros. Se acordó que fueramos mossos por el conocimiento del entorno social y porque el grueso de efectivos eran agentes de seguridad ciudadana. Se decidió que el dispositivo tendría dos fases, una primera de los mossos y la segunda, que correspondía a Guardia Civil y Policía Nacional porque el refuerzo que tenían era de orden público", explicó.

Según el comisario, la pareja de Mossos debía "dar cumplimiento al auto judicial. Conseguido este objetivo, mantener la clausura del centro y establecer un punto de guía para la acción del orden público, para identificar el momento óptimo de hacer la intervención".

En cuanto a los registros del 20 de septiembre, el testigo señaló que los siguió desde su puesto, tras conocerlos a través de los medios. "Por supuesto que hubo apoyo en todos los registros". "La ayuda era absolutamente inmediata. Como ejemplo, ese día yo tenía registradas 38 llamadas al coronel de la Guardia Civil. La colaboración fue absoluta y fluida", destaca. Una colaboración que extendió al registro de Unipost de la víspera.