En el primer pleno del nuevo curso político, los diputados se enfrentaron a la asignatura de las nuevas tecnologías. Intranquilos como auténticos escolares, estrenaron el nuevo hemiciclo, al que se han incorporado pupitres electrónicos que llevan incrustado un pequeño ordenador. Por primera vez tienen acceso directo desde su escaño a internet y a sus propias intervenciones, que se recogen en vídeo automáticamente.

El presidente de la Cámara, Manuel Marín, no las tenía todas consigo. Inquieto, corrigió cada fallo sobre la marcha. Y envió a la vicepresidenta Carme Chacón a atender a cada diputado confuso. El ministro José Montilla, la socialista vasca Arantza Mendizábal, la portavoz de EA, Begoña Lasagabaster... La paciente Chacón explicó a todos los que pidieron explicaciones cómo utilizar el teclado. La miraban como a una auténtica maestra.

Le ayudó en esta tarea el vicepresidente por CiU, Jordi Vilajoana, quien ayudó a los suyos: Josep Antoni Duran Lleida, Josep Sánchez Llibre, Jordi Jané y sus demás compañeros, en corrillo, atendían a las explicaciones. Jorge Fernández, del PP, explicaba a Vicente Martínez-Pujalte cómo utilizar el sistema.

Taquígrafos en apuros

Pero en las tribunas se oía mal a los oradores. También en los escaños. Y hasta los taquígrafos ponían puntos suspensivos en sus cuadernos porque se perdían palabras decisivas. Marín pidió perdón y aseguró que todo se arreglará en breve.

Lo que funcionó a la perfección fueron las pantallas de las votaciones, en las que ahora se ve la imagen agigantada de los oradores. Las estrenó el portavoz de IU-ICV, Joan Herrera. La votación sobre la creación del Consejo de Seguridad Nuclear fue la prueba del algodón del nuevo sistema digital. Y funcionó. Nadie se equivocó al emitir el voto. Además, su propuesta inauguró los nuevos colores: verde para el , rojo para el no y amarillo para la abstención.

Cuando el pleno acabó, el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, zanjó el inicio del curso con su gracia canaria: "¡Pues sí que ha funcionado bien el pizarrín informático". Y Marín suspiró.