La bomba que el 30 de diciembre del 2006 voló la Terminal 4 de Barajas mató a dos ecuatorianos, hirió a otras 52 personas e "hizo saltar por los aires la esperanza del fin de la violencia de ETA". El fiscal lo quiso poner en evidencia ayer en la última sesión del juicio contra Igor Portu, Mattin Sarasola y Mikel San Sebastián.

Quiso dejar claro el fiscal que en el juicio se han aportado pruebas suficientes para condenar a los tres presuntos etarras, que también ayer se negaron a declarar. Unas pruebas independientes de la declaración policial de Sarasola, en la que el detenido aportó detalles sobre su implicación y la de sus compañeros en el atentado.