La causa del accidente ferroviario ocurrido el 23 de junio de 2010 en el apeadero de Playa de Castelldefels y que costó la vida a doce personas fue la invasión de las vías por parte de las víctimas, que cruzaron por un lugar no autorizado. Esa es la conclusión del informe final elaborado por la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios del Ministerio de Fomento sobre ese suceso, en el que fallecieron siete ecuatorianos, dos bolivianos, dos colombianos y una joven rumana. Hubo además diez heridos graves y siete leves. El accidente se produjo a las 23:23 horas cuando un tren de larga distancia que circulaba por la vía 2 en sentido Barcelona y que no tenía prevista parada en ese apeadero arrolló a varias personas que acababan de bajarse de otro tren en la vía 1. Según las conclusiones del informe, estas personas, que se dirigían a una verbena con motivo de la noche de San Juan en playa cercana, decidieron cruzar las vías para dirigirse a la salida de la estación en vez de usar el paso inferior situado unos metros más lejos. Las víctimas cruzaron por detrás del tren recién detenido e irrumpieron "masivamente" en la vía 2 cuando se acercaba el tren de largo recorrido a 139 kilómetros por hora, velocidad inferior a la permitida en esa zona. "En estas circunstancias las víctimas no tienen visibilidad para poder percatarse de la proximidad del tren y el maquinista del mismo no tiene tiempo de reacción, ni distancia suficiente para evitar el arrollamiento", señala El informe concluye que no hubo mal funcionamiento de los trenes implicados ni de la señalización y añade que las instalaciones del apeadero, incluido el paso inferior, estaban activadas, iluminadas, con los carteles bien visibles y las puertas de salida de la estación abiertas para agilizar el paso de personas. El informe recoge parte del testimonio del maquinista y de las conversaciones que mantuvo con el centro de control de tráfico en el momento del suceso. En un primer momento, el maquinista avisó al centro de control: "han cruzado ahí cuarenta mil por la vía y he... he cogido a alguien". Pocos minutos más tarde, el centro de control preguntó al maquinista, que había detenido su tren, si había más de una persona arrollada, a lo que este respondió: "Yo creo que si (...) es que era una multitud cruzando..." El juez que se hizo cargo de la investigación decidió archivar las diligencias el 30 de julio de 2010 por entender que el siniestro se debió a una actuación "imprudente y temeraria" de las víctimas. Después de que los abogados de varias de las víctimas recurriese esa decisión, la Audiencia de Barcelona acordó en enero de 2011 reabrir la causa y aceptó practicar varias pruebas periciales y testificales nuevas. Entre ellas aceptó tomar declaración de nuevo al conductor del tren, aunque en calidad de testigo y no como imputado, tal y como pedían las víctimas.