Manuel Fraga, de 82 años, se presenta a sus quintas elecciones consecutivas con muchas dudas sobre su capacidad física para afrontar una nueva legislatura completa, y sin haber resuelto definitivamente su sucesión, una decisión que no tomará hasta después de los comicios, para evitar reabrir la crisis que hace unos meses mantuvo en jaque la integridad del PP gallego.

La confección de las listas electorales no aportará ninguna pista. Uno de sus dos vicepresidentes, Alberto Núñez Feijoo, encabezará la de Pontevedra, pero el otro, José Manuel Barreiro, irá primero en Lugo. Fraga se presenta por A Coruña, y por Ourense se busca a una mujer.

Y es que en esta formación existen dos corrientes antagónicas que se disputan el poder y que mantienen un cierto equilibrio gracias a la autoridad de Fraga. Una de ellas es la facción de carácter más moderno y más urbano, y la otra es el sector más populista y galleguista, de influencia más rural.

Aunque Fraga es consciente de que necesita resolver su relevo, no se ha atrevido a señalar a un sucesor para no romper el frágil equilibrio interno, por lo que ha creado dos vicepresidencias.