En las últimas 48 horas de cuenta atrás para la exhumación de Franco, el grave silencio que estos días mantenían los frailes del Valle de los Caídos se ha tornado en inusitada actividad. Han enviado una protesta al Tribunal Supremo, otra a la Delegación del Gobierno en Madrid, y cuatro denuncias al Papa, al arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, a la Conferencia Episcopal Española y a Philippe Dupont, abad de Solesmes y líder de los benedictinos.

Su argumento: operarios de Patrimonio Nacional y guardias civiles están rompiendo la inviolabilidad de su templo católico. La denuncia de los frailes relata que la Guardia Civil que blinda el Valle estos días, «sin autorización judicial que lo permitiera, accedió y deambuló por dependencias de la Abadía y, lo que es más grave, accedió y deambuló por la Basílica sin autorización eclesiástica alguna y ocupándola durante las 24 horas del día, vulnerando, de esta manera, tanto el derecho a la inviolabilidad domiciliaria como el derecho a la libertad religiosa». En edificios de Madrid, como la sede de la Nunciatura, aparecieron pintadas de «Osoro traidor» [en alusión el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro] y «curas Judas».