Galicia rompió ayer la dinámica positiva para cerrar un nuevo modelo de financiación autonómica y deja en el aire la consecución del mismo antes del 15 de julio. El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo (PP), puso en entredicho la estrategia del Gobierno central y ayer rechazó la oferta económica que le hizo en Madrid la vicepresidenta segunda, Elena Salgado.

El principal escollo que evita el acuerdo se cifra en unos 350 millones adicionales de aportación estatal, en referencia al modelo vigente. Y se concreta, tal y como confirmó el presidente gallego, en dar "más peso" al criterio de dispersión, es decir, primar aún más a aquellas comunidades que tienen una menor densidad de población y gastan más presupuesto en costear, por ejemplo, el transporte sanitario y el escolar.

Barriendo para casa, Feijóo tildó de "insolidario" el criterio del aumento de la población. El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, expuso a Salgado sus demandas, que se centran, junto al crecimiento demográfico, en la dispersión, los mayores de 65 años, los niños y la superficie geográfica.