La guerra interna del PP madrileño, hasta ahora apenas soterrada, ha adquirido tintes de batalla campal. Cuatro días después de asumir la presidencia del PP, ayer Mariano Rajoy sufrió la primera defección en la persona de Alberto Ruiz-Gallardón. Desoyendo las consignas de Rajoy, el alcalde madrileño lanzó a su número dos, Manuel Cobo, como rival de Esperanza Aguirre --la candidata oficialista-- en la carrera por la presidencia del partido en Madrid.

En Madrid, las disputas internas ya no son patrimonio de la siempre conflictiva Federación Socialista Madrileña (FSM). A juzgar por la virulencia de las críticas ayer vertidas --Gallardón cuestionó el centrismo de Aguirre y ésta le acusó de chantajista--, al congreso regional del PP, previsto para noviembre, concurrirán dos listas enfrentadas: la de la presidenta de la Comunidad, respaldada por la dirección nacional, y la del vicealcalde Cobo, en la que se integrará el propio alcalde madrileño.

Alejado de la política local, Rato --que controlaba la formación sin romper el equilibrio interno--, Gallardón y Aguirre empezaron a topar en la campaña electoral del 2003, chocaron en la crisis de la Asamblea madrileña y agravaron la colisión desde sus atalayas institucionales.

SOLUCION SALOMONICA Rajoy optó por una solución salomónica: por un lado, incorporó a Gallardón al comité ejecutivo nacional del PP, aunque sin el cargo de relumbrón que el alcalde codiciaba; por el otro, bendijo la candidatura de Aguirre, previa renuncia de García-Escudero a la reelección, formalizada este martes. A Gallardón y a Aguirre les trasladó el mismo mensaje: la candidatura en el congreso regional debía ser única y, también, de integración.

Teóricamente en busca de ese acuerdo, el miércoles cenaron juntos Gallardón, Cobo, Aguirre e Ignacio González, vicepresidente de la Comunidad de Madrid. La presidenta madrileña denunció ayer que en esa "tensa" cena --en la que, según fuentes populares, no faltaron los insultos-- Gallardón falló en "las formas", porque sólo le dio dos opciones: incluir a Cobo como secretario general o enfrentarse a una candidatura alternativa. Unos métodos que Aguirre calificó de "imposición y chantaje".

LA ADVERTENCIA Ayer, al presentar su lista, Cobo confirmó a grandes rasgos la versión de su contrincante, pero la remachó con la advertencia que él mismo y Gallardón le lanzaron: "Esperanza, en política no se puede ocupar todo el poder". El alcalde puntualizó que, de tener Aguirre "el mismo espíritu centrista" de Cobo, se habría logrado una "candidatura de integración".