José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido más protagonismo en el PSOE durante estas tres semanas que en los últimos cinco años. Desde que abandonó la Moncloa a finales del 2011, el expresidente del Gobierno ha ocupado un lugar extraño en el partido: seguía tomando parte en casi todas las operaciones internas, fiel a su fama de “conspirador”, pero de puertas hacia afuera su papel, debido a su presunta incapacidad para hacer frente a la crisis económica y a las impopulares decisiones que tomó (desde los recortes sociales a la reforma de la Constitución), era muy secundario. Apenas participaba en mítines de campaña con el candidato, ya fuera Alfredo Pérez Rubalcaba o Pedro Sánchez. Ahora, sin embargo, la dirección provisional de los socialistas se afana en exhibir y rehabilitar a Zapatero, hasta el punto que ha ejercido de contrafoco frente a Sánchez.

Las dos convocatorias que ha llevado a cabo desde que dejó su escaño el último líder socialista han coincidido con otras, ampliamente publicitadas por parte de la gestora, del exjefe del Ejecutivo. Si Sánchez estaba en Xirivella (Valencia) el 26 de noviembre, Zapatero, que le ayudó a alcanzar la Secretaría General pero luego se distanció de él, tenía al mismo tiempo una cita en Toledo con las Juventudes Socialistas. El patrón se repitió dos semanas más tarde, cuando Sánchez volvió a llamar desde El Entrego (Asturias) a las bases socialistas contra la dirección provisional, mientras Zapatero participaba en La Bañeza (León) en un acto con alcaldes.

Dicen en la gestora que las coincidencias fueron “puramente casuales”, pero la exposición del expresidente ha ido a más desde entonces. Susana Díaz, presidenta de Andalucía y principal favorita para convertirse en la nueva secretaria general en las primarias que el partido celebrará antes del verano, compartió escenario este viernes en Jaén con Zapatero durante un acto sobre los diez años de la ley de dependencia. Allí, el exjefe del Ejecutivo, que apoya sin apenas reservas a la andaluza, dijo que ella representaba "la fuerza para ganar".

El aniversario de una de las normas más importantes de los gobiernos socialista sirvió también para que Zapatero volviera a aparecer el sábado en Zaragoza, en un acto con el presidente aragonés, Javier Lambán. Este lunes, de nuevo, ha congregado en el Congreso a gran parte del pasado y presente del partido: del exministro Jesús Caldera al presidente de la gestora, Javier Fernández. Allí, Zapatero, entre continuos aplausos, ha pedido a su partido que persevere en la "cultura del pacto" reiniciada con la traumática abstención ante Mariano Rajoy.

"NORMALIZAR" SU FIGURA

Fuentes de la dirección interina de los socialistas señalan que no se trata tanto de una rehabilitación como de una “normalización” de la figura del expresidente, pero también reconocen que en este momento, y en un partido huérfano de referentes, conviene reivindicar a Zapatero, a quien el líder de Podemos, Pablo Iglesias, llamó en la última campaña “el mejor presidente de la democracia”. Felipe González continúa teniendo un gran empuje entre los votantes de más edad, mayoritarios en el PSOE, pero su imagen entre los jóvenes está muy desgastada. Los grandes logros de Zapatero (de la dependencia a la ley de igualdad, pasando por elmatrimonio homosexual y la salida de las tropas de Irak) están en la memoria de aquellos que no habían nacido o eran muy jóvenes durante las reformas que los primeros gobiernos socialistas hicieron en las pensiones, la sanidad y la educación.

“Se trata de volver a la normalidad -señala un importante dirigente-. Al principio, con Rubalcaba, la gestión de la crisis estaba demasiado reciente. Y después Sánchez borró a Zapatero. En el PSOE solo hemos tenido dos expresidentes del Gobierno. Tenemos que lucirlos”.