Gibraltar ha vuelto al primer plano de las relaciones entre España y el Reino Unido después de que el Ejecutivo de Mariano Rajoy denunciara el vertido de 70 bloques de hormigón en aguas españolas y el Gobierno británico convocara al embajador en Londres por las colas que se han registrado estos días en la verja. España ha subrayado que los controles que realiza en la frontera no son "contra" medidas concretas sino que está "obligado" a hacerlos y que los considera "irrenunciables".

La tensión registrada en las últimas semanas entre España y las autoridades del Peñón después de que la administración gibraltareña impulsara el lanzamiento de bloques de hormigón en la bahía de Algeciras obstaculizando la labor de los pesqueros españoles ha coincidido con estas retenciones.

"Con Gibraltar se ha acabado el recreo de la época de Moratinos", ha asegurado el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo. "Nunca antes de Moratinos un ministro español de Exteriores había puesto a Gibraltar al mismo nivel que Reino Unido y España y reconocido algo como el Foro Tripartito. Eso fue un disparate", afirma el ministro en una entrevista en el diario 'ABC¿.

Investigar a 6.700 gibraltareños

Para hacer frente a las actitudes de Gibraltar varios ministerios estudian medidas y propuestas como investigar a unos 6.700 gibraltareños que tienen su residencia real en España pero no la fiscal y establecer una tasa de congestión a los vehículos que atraviesan La Línea con origen o destino en el Peñón. García-Margallo concreta que esa tasa podría ser de 50 euros para entrar y 50 euros más para salir.

El 1 de agosto, 15 días después de que se cumpliera el 300 aniversario del Tratado de Utrecht por el que se cedió Gibraltar, el Gobierno del Peñón envió a la Comisión Europea un informe sobre las colas producidas en la frontera con España, de las que culpa a las autoridades españolas.

Joseph García, primer ministro adjunto gibraltareño, indicaba en la carta de queja que aunque España tiene el derecho de verificar las personas y los bienes que cruzan la frontera, estos controles "no deben interferir con el derecho a la libertad de movimiento de los ciudadanos de la UE".

El Gobierno español insiste en que Gibraltar no forma parte del espacio Schengen y añade que al no ser un territorio aduanero comunitario los controles en la verja del Peñón "son irrenunciables" porque realizarlos es su "responsabilidad".

Reproches mutuos

Al no pertenecer a Schengen no se aplica la libre circulación de mercancías en Gibraltar ni tampoco el régimen común del IVA, por lo que España "está obligada a realizar controles en la verja", argumenta el Ejecutivo español, que se adecuan al código de fronteras Schengen y son necesarios para evitar los "frecuentes" tráficos ilícitos y contrabando en la zona.

La queja de Gibraltar por las colas se produce después de que el Gobierno de Rajoy denunciara el 30 de julio, ante la Fiscalía de Medio Ambiente, el vertido "incontrolado" de 70 bloques de hormigón en aguas españolas próximas a Gibraltar.

Las autoridades gibraltareñas defendieron el lanzamiento de los bloques como un intento por crear un "arrecife artificial" que proteja los fondos marinos pero que, según la denuncia española, incumple las normas medioambientales, imposibilita el desarrollo de la actividad marisquera tradicional en la zona y dificulta la pesca de cerco.

Las retenciones de vehículos en la frontera, derivadas de la intensificación de los controles que realiza la Guardia Civil, comenzaron un día después del lanzamiento de los bloques y, según la queja de Gibraltar, con las colas se ha impedido la entrada en la colonia de camiones cargados con piezas de cemento.

España ha dicho que los controles no son "contra" medidas concretas, ha recalcado que está "obligado" a hacerlos y ha hecho hincapié en que "no violan el principio de no discriminación, ni la libre circulación y guardan proporcionalidad".

Convocado el embajador Trillo

El Ministerio británico de Exteriores convocó hace dos días al embajador español en el Reino Unido, Federico Trillo, para manifestarle su "preocupación" por los retrasos en la frontera de España con Gibraltar.

En esa reunión, a la que asistió el encargado de negocios de la embajada española en Londres, Ramón Gandarias, por ausencia de Trillo, España reiteró que es su obligación realizar los controles, la misma postura que transmitió por teléfono el ministro de Exteriores, García-Margallo a su homólogo británico, William Hague.

El 26 de junio del 2002 los entonces ministros de Asuntos Exteriores de España, Josep Piqué, y del Reino Unido, Jack Straw, hablaron de Gibraltar. Desde entonces el parón en la búsqueda de soluciones ha sido la tónica predominante.

El control de las aguas que rodean Gibraltar es el punto más conflictivo del contencioso que mantiene España con Reino Unido sobre el Peñón y se manifiesta en tres áreas: pesca, medio ambiente y lucha contra el contrabando y el narcotráfico.