Los gibraltareños han colgado de ventanas y balcones su bandera y la enseña británica para recibir al ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Angel Moratinos, que hoy realiza la visita de más alto nivel española a la colonia británica desde que los ingleses ocuparon el territorio en 1704. Las banderas eran numerosas en las casas más próximas a la Verja y el aeropuerto, aunque su presencia se iba reduciendo a medida que uno se aproximaba al centro y en Main Street, la arteria principal de la ciudad, apenas se veían algunas.

Varios vecinos de Gibraltar han confirmado a Europa Press que los gibraltareños han reaccionado de forma espontánea a la visita de Moratinos sacando las banderas que habitualmente guardan para adornar la ciudad en el National Day, que se celebra cada 10 de septiembre, aunque la asociación Grupo para la Autodeterminación de Gibraltar hizo un llamamiento ciudadano en este sentido. Fuentes del Gobierno de Gibraltar han admitido que aunque en el Peñón es habitual ver durante todo el año alguna enseña, hoy su presencia era mayor.

Más allá de las banderas, los gibraltareños han asumido con normalidad la presencia del ministro español, y sólo se ha podido ver a un grupo reducido de tres 'llanitos' paseando por Main Street blandiendo la siguiente pancarta: 'Pedro, dile a Miguel que el agua es nuestra' y cargando con un cubo con agua salada. "Esta ya no nos la quitan", señalaba con ironía Jaime Bruzón, el portador de la pancarta. El y sus otros dos compañeros, Victor Spiteri y Antonio Gómez, calificaron la visita del ministro español de "provocación" y dijeron no entender que se dé la bienvenida en Gibraltar a representantes del vecino "agresor", en alusión a España.

Los tres hicieron alusión a la última polémica que ha hecho pender de un hilo hasta el último minuto la visita de Moratinos y la celebración del tercer encuentro ministerial del Foro de Diálogo sobre Gibraltar: la decisión de España, aceptada por la Comisión Europea en diciembre, de declarar como español un hábitat natural que engloba una zona menor registrada previamente como británica y que engloba las aguas que bordean el Peñón en su zona este y que Gibraltar y Reino Unido reclaman como propias. En su opinión, los gibraltareños tienen "un recibo de venta" del Peñón por parte de los españoles, que es el Tratado de Utrecht de 1713 por el que España cedió a la Corona británica la ciudad de Gibraltar, junto a su puerto, defensas y fortalezas, pero no el istmo ni las aguas circundantes ni el espacio aéreo.

Una ciudadana española que regenta un negocio de souvenirs en Main Street y que prefirió mantener el anonimato reconoció a Europa Press que los medios de comunicación gibraltareños han centrado su atención en los últimos días en la polémica en torno a las aguas de una forma mucho más espectacular que la prensa española pero indicó, que al margen de eso, no había percibido que el mismo debate estuviera en la calle ni que hubiera aumentado la venta de banderines con la enseña gibraltareña o británica que ella vende en su establecimiento.

Otros comerciantes gibraltareños consultados por Europa Press reaccionaron con indiferencia al ser preguntados por su opinión con respecto a la visita de Moratinos. Fue el caso de Jessica Alvarez, quien reconoció que el desplazamiento de Moratinos y la reunión del Foro, que busca avanzar en la cooperación entre Gibraltar y sus poblaciones vecinas, le daba "igual". "Van a seguir haciendo lo que les da la gana.", añadió con resignación pensando en los políticos. Ni en la zona próxima a la Verja, ni en las dos ubicaciones adonde se ha dirigido el ministro a su llegada a Gibraltar se ha visto a más gibraltareños que los arriba mencionados protestando por su presencia.

VECINOS DE LA LINEA, TAMBIEN MOLESTOS

Los únicos otros manifestantes que han reaccionado a la visita de Moratinos han sido una docena de vecinos de La Línea de la Concepción (Cádiz) quienes se han acercado a la Verja para recibir al ministro con dos pancartas que rezaban: 'Moratinos, lo importante son los lienenses y no los gibraltareños' y 'Por la dignidad de España. No tiremos por la borda tres siglos de firmeza'. Uno de ellos, Salvador Lorente, ha explicado que se opone a la visita del ministro porque, en su opinión, supone "darle más categoría a Gibraltar", aunque reconoció que él fue uno de los pensionistas beneficiados por los acuerdos que se alcanzaron en el marco del Foro de Diálogo para los ex trabajadores españoles en el Peñón.

Tras cruzar la Verja en coche, Moratinos se desplazó al Rock Hotel, donde le esperaba el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, y donde momentos después llegó el jefe de la diplomacia británica, David Miliband, que llegó al Peñón en avión.