El fiasco de las negociaciones con Pablo Iglesias, el giro a la moderación de Pablo Casado y el descenso de Albert Rivera que pronostican las encuestas crean un clima en el que el Gobierno ve más factible la investidura de Pedro Sánchez gracias a la abstención del PP que a un pacto de izquierdas o con Cs. Ni el levantamiento del veto de los naranjas ni la insistencia de Unidas Podemos y Más País en un acuerdo progresista seducen al Ejecutivo.

Por el contrario, las expectativas para lograr el desbloqueo político a través del partido conservador se han multiplicado en los últimos días, espoleadas por los mensajes de estabilidad que, aseguran altos cargos de la Moncloa, el PP ha hecho llegar a algunos empresarios, comprometiéndose a evitar unas eventuales terceras elecciones.

Fuentes populares reconocen que, llegado el caso, Sánchez podría «arrancar» esa abstención con un pacto de mínimos en el que estuvieran, entre otros, el compromiso con la unidad de España y la firmeza ante los independentistas, el cumplimiento de la ley de estabilidad presupuestaria y la reforma de legislación en pos de impedir futuros bloqueos políticos.

RIVERA, DESESPERADO / Los socialistas consideran imposible negociar de nuevo con Iglesias, convencidos de que volvería a pedir una vicepresidencia y ministerios aunque tuviese menos escaños ni tampoco con Cs, por la actitud de Rivera estos meses, al que ven desesperado por «volver al tablero de juego».

La ecuación por la izquierda, intuyen, todavía se complicaría más con la presencia de Íñigo Errejón. Aunque el líder de Más País se presente como el adalid antibloqueo, en el Ejecutivo dan por hecho que pediría también una vicepresidencia, lo que convierte la opción progresista en algo «estéril», señalan.

Con esta perspectiva, el entorno del presidente y dirigentes del PSOE miran a un PP que parece haber vuelto al centroderecha, con un líder decidido ahora a expresar moderación y a distanciarse de Cs y Vox. Los socialistas entienden que, si la caída de Rivera es como apuntan los sondeos (el de GESOP para este diario señalaba que bajaría de 57 a 24-28), y el PP llega a los 90 escaños (ahora está en 66), Casado se sentiría más cómodo para favorecer la investidura de Sánchez. Además, sería el único pacto a dos que sumaría mayoría absoluta, según esa encuesta. La vuelta al bipartidismo por la puerta grande.

Oficialmente, fuentes del partido conservador indican que no están analizando esta «hipótesis», porque salen «a ganar por un voto más a Sánchez». Sin embargo, miembros del núcleo duro de Casado admiten en privado que la opción está sobre la mesa y algunos ya defienden que no ofrecerían la abstención gratis, como hizo el PSOE con Mariano Rajoy en el 2016, sino que querrían un pacto por escrito para justificar ante sus votantes por qué se facilita el Gobierno a Sánchez.

LA GRAN COALICIÓN / A oídos de Casado ha llegado que varios miembros de la dirección del partido apostarían por pedir primero la gran coalición. En el 2015, Rajoy ya se la ofreció a Sánchez tras ganar las elecciones, pero este la descartó. En este caso sería el partido perdedor el que la reclamara. Si los socialistas no aceptaran, la negociación podría derivar en la abstención, pero con contrapartidas. Incluido el cambio de la legislación para facilitar la formación de Gobierno. Sobre todo para que en las elecciones del 2023 (si se agotan los cuatro años de la legislatura), Casado lo tuviera más fácil.