El margen de negociación es tan escaso que el Gobierno da por descontado el veto del Senado a los presupuestos. El Ejecutivo se presta, sin embargo, a la negociación que le ha pedido Esquerra Republicana, y tratará de llegar a un acuerdo la próxima semana, con la advertencia de que la situación económica no le permite ningún exceso. La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, se mostró ayer dispuesta al diálogo, pero con una premisa clara: "A veces los planteamientos no entran dentro de los márgenes de disponibilidad, y los grupos parlamentarios podrán tomar las decisiones que consideren oportunas".

Para el Gobierno no resulta una incomodidad especial, más allá del gesto político que supone un veto en la Cámara alta. La cuestión es que ERC necesita iniciar la próxima semana una negociación con el PSOE para ganar tiempo, y demostrar que no vive pendiente de las decisiones de CiU, que ya anunció el veto. El pleno del Senado para votar las enmiendas que se presenten está convocado para el 9 de diciembre, al margen de que ERC pueda plantear el veto en cualquier momento.

Que haya veto depende en gran medida de ERC, pues con esta formación se suma la mayoría absoluta, que está fijada en 133 senadores (PP, CiU y los dos de ICV-IU ya llegan a 132). Si gana el veto, los presupuestos se quedarán tal cual salieron del Congreso, que los votará finalmente el 16 de diciembre.

Los partidos catalanes tenían previsto que en ese momento ya se hubiera alcanzado un acuerdo sobre el nuevo modelo de financiación autonómica, y a ello vincularon su voto en los presupuestos. Pero hasta el jueves no finalizó la ronda de negociaciones del Gobierno con las autonomías, con Canarias como último interlocutor. De la Vega insistió en que habrá pacto político con las autonomías sobre el modelo de financiación a finales de este año y que cuenta con "instrumentos" para aplicarlo, como un crédito extraordinario con carácter retroactivo a partir del 1 de enero del 2009, que incrementaría el déficit.