La eterna guerra de las balanzas fiscales se encamina hacia el armisticio. Quienes, sobre todo en Cataluña, llevan años porfiando con el Gobierno para que publique los saldos del Estado con las autonomías --la diferencia entre lo que ingresa e invierte en cada territorio-- han ganado una gran batalla, pues el Ejecutivo ha dado el visto bueno a dos métodos que permiten calcular las balanzas fiscales.

El informe con membrete del Ministerio de Economía, que evita aventurar sus propios cálculos, llegó hace pocos días al Senado. Casi dos años le ha llevado al Ejecutivo cumplir el mandato parlamentario de "establecer una metodología común" para la elaboración de las balanzas fiscales, tal como venían demandando históricamente todos los partidos catalanes salvo el PP. Junto a varios economistas especializados en la materia, en este grupo de trabajo han participado representantes de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno, el Ministerio de Economía, el Instituto Nacional de Estadística, la Agencia Tributaria y la Seguridad Social. Cuenta, pues, con todos los avales del Ejecutivo, empezando por el del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero.

A lo largo de las 180 páginas del prolijo trabajo, al que ha tenido acceso este diario, el informe de Solbes define la balanza fiscal como "un instrumento de información económica que imputa territorialmente los ingresos y gastos de las instituciones del sector público en un periodo de tiempo determinado, y calcula el saldo fiscal resultante en cada territorio". El vicepresidente rompe así con la filosofía del Gobierno de José María Aznar, que siempre argumentó que los impuestos los pagan los ciudadanos, y no las autonomías, para negarse a calcular los flujos económicos entre el Estado y los diferentes territorios.

La superación de este tabú político abre paso, a renglón seguido, a un debate estrictamente académico: ¿la inversión del Estado beneficia solo a la comunidad donde se ejecuta o también a las restantes? Los expertos que se inclinan por la segunda opción alegan que las obras del AVE en Aragón mejoran la vida de los aragoneses, pero también la de los habitantes de otras autonomías que podrán viajar en la línea de alta velocidad Madrid-Barcelona.

COSTE-BENEFICIO O FLUJO Esta línea de pensamiento sobre las balanzas se conoce como el criterio coste-beneficio, frente al del flujo monetario, que solo calcula la diferencia entre los ingresos que el Estado obtiene en un territorio a través de los impuestos y los gastos que allí realiza en forma de inversiones. Al final se han buscado dos fórmulas de cálculo que satisfacen a la mayoría.