La reunión del lunes de José Luis Rodríguez Zapatero y Artur Mas acaparó la atención no solo de los catalanes, sino de buena parte de la clase política del país y, especialmente, de los presidentes autonómicos (y el alcalde de Madrid) que dicen sentir también el agobio de la crisis en las arcas de sus administraciones. Para medir la expectación creada, basta fijarse en el aluvión de quejas que le llovieron ayer al Gobierno desde la mayoría de las comunidades --tanto de signo conservador como progresista--, por haber dado, supuestamente, trato de favor a Cataluña a la hora de endeudarse.

Con tal rebelión en marcha, Hacienda optó por aclarar que el Ejecutivo socialista está dispuesto a permitir a otras comunidades que sigan la senda catalana si así lo solicitan, siempre y cuando hayan tomado las medidas pertinentes para poder superar sus problemas con el déficit. Las fuentes consultadas matizaron que Zapatero no ha dado el visto bueno a la Generalitat para la emisión de deuda nueva, sino para la refinanciación de deuda a largo plazo, con vencimiento en el 2011. Cualquier otra decisión que ataña a nueva deuda, matizan, deberá tomarse en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiero --cuya celebración está prevista para el primer trimestre del año--, y con el plan de reequilibrio presentado por la Generalitat ya aprobado.

MAYOR DEFICIT Murcia y Castilla-La Mancha son las dos comunidades que, según apuntan los datos del último Consejo de Política Fiscal, tenían más déficit. Seguramente por eso sus respectivos presidentes coincidieron en exigir al Ejecutivo que no otorgue "privilegios" a Cataluña. "La Constitución dice que todas las comunidades son iguales y que el Gobierno tratará de la misma manera a todas, sin privilegiar a ninguna", recalcó el socialista José María Barreda.