El Gobierno sigue pidiendo tiempo para "condenar" la actuación de Marruecos, como le pide toda la oposición política y buena parte de la opinión pública. "No vale con lamentar, hay que condenar. Seguro que la dicotomía le suena", le dijo ayer Josu Erkoreka (PNV) a la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, en el Congreso, donde fue acorralada por todos los portavoces por no haber defendido los derechos humanos en el Sáhara Occidental. Ayer, altos cargos del Ministerio de Exteriores destacaron en privado las noticias facilitadas por la oenegé Human Rights Watch, que denunció la muerte de 12 personas: diez miembros de las fuerzas de seguridad marroquís y dos saharauis. Estas cifras coinciden con las facilitadas por las autoridades de Rabat, a las que el Ejecutivo español ha dado un voto de confianza para que aclaren los hechos ocurridos en el asalto del campamento.

Peter Bouckaert, el enviado de la oenegé al Sáhara Occidental, explicó a la cadena SER que recibió permiso de Rabat para viajar a la zona el pasado viernes, donde ha visitado los hospitales y ha podido entrevistar a testigos del desmantelamiento del campamento-protesta en El Aaiún y también a gendarmes marroquís. Bouckaert, no obstante, también explicó que "a muchos saharauis detenidos en El Aaiún los han golpeado hasta dejarles inconscientes" y aseguró que "los abusos" continúan todavía.

DENUNCIAS DE TORTURAS Cuando los altos cargos de Exteriores fueron preguntados por estas denuncias de la investigación de Human Rights Watch, advirtieron de que esta oenegé también ha denunciado maltratos en las cárceles españolas y a los inmigrantes en Canarias y que el Ejecutivo español siempre tuvo la oportunidad de aclarar los casos.

Lamentablemente, al Gobierno español no le queda otra opción que esperar a los resultados de la investigación del Gobierno de Marruecos y de otras oenegés, como Amnistía Internacional. La opción más fácil --y la única-- era que el Consejo de Seguridad de la ONU lanzara una investigación, posibilidad que Francia vetó esta misma semana alegando que Marruecos ya ha abierto un procedimiento judicial.

Por estos motivos, Jiménez reclamó ayer tiempo a los partidos políticos para recabar más datos, más investigaciones "independientes" que acaben esclareciendo el número real de víctimas.

La jefa de la diplomacia, que ayer se estrenaba en la comisión, no lo tuvo fácil. Todos los grupos, menos el del PSOE, censuraron la gestión del Ejecutivo, como Gaspar Llamazares, que llegó a decir que puede convertirse "en el Waterloo" del Ejecutivo, como en su momento lo fue Irak para José María Aznar.

Gustavo de Arístegui (PP) se mostró especialmente crítico con el veto a la prensa. "Si no hay nada que ocultar, ¿por qué no dejan trabajar a los periodistas españoles?", preguntó.

REUNION CON CLINTON Jordi Xuclà (CiU) lamentó que Jimé- nez hubiera ido a la Cámara sin más información de los hechos, esos que, según el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, le había relatado "minuciosamente" su homólogo marroquí.

Jiménez viajará hoy a Lisboa, para acompañar a José Luis Rodríguez Zapatero en la cumbre que los países de la OTAN. Allí, mantendrá mañana una reunión con la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, en la que se abordarán los sucesos del Sáhara. EEUU y España forman parte del Grupo de Amigos que pretende facilitar las negociaciones entre el Frente Polisario y Marruecos.