No estuvo ayer en el Congreso el presidente de la Generalitat, Artur Mas (sí se dejó ver por allí el 'expresident' José Montilla), pero Catalunya volvió a ser protagonista del Día de la Constitución. Causaron baja los portavoces de los partidos nacionalistas y tampoco las autonomías estuvieron bien representadas, ni siquiera las del PP. La solemne jornada en que las instituciones del Estado homenajean a la Carta Magna tuvo este año poco empaque. A saber: los presidentes de las Cortes, algunos ministros, escasos representantes de la oposición, miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de la vida social. Y mucho, mucho periodista.

La notable presencia de prensa se hizo evidente en los tradicionales corrillos con políticos, que en algunos casos tuvieron que hacer hasta tres o cuatro rondas de conversaciones informales para atender tanta demanda. Uno de los afectados, por razones obvias, fue el presidente del Gobierno. Y Mariano Rajoy aprovechó la ocasión para reclamar "sentido común" al Ejecutivo de Artur Mas cuando restan unas semanas para saber si habrá o no acuerdo en Catalunya en torno a la pregunta a formular y la fecha concreta de una posible consulta independentista. Cuando se le inquirió por los miembros de su propio partido o de otros que reclaman mano dura para frenar el desafío soberanista, Rajoy recomendó "tranquilidad". Exactamente la misma palabra que utilizó para describir el estado de ánimo que los españoles deberían tener, en su opinión, ante este asunto.

"¿Y qué hará para frenar la consulta, presidente?", se le interrogó. "Yo tengo que ver qué hechos se producen y, a partir de ahí, tomaré mis propias decisiones", respondió. Pero mientras él capeaba así el aluvión de preguntas que le caían sobre Catalunya, otros miembros del Gobierno confirmaban en otros corrillos que ya se exploran vías jurídicas para evitar el referendo.

Proceso federal

En esta línea se pronunció la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, quien, sin salirse del ámbito de la respuesta jurídica, insistió en que el Ejecutivo central contestará a cada uno de los pasos que dé el frente soberanista. Así se hará cuando se presente la petición de consulta a través del artículo 150.2 de la Constitución (que permite a una comunidad solicitar al Estado que le transfiera la competencia para organizar un referendo). Si el frente soberanista catalán intenta después solicitarla bajo el paraguas de la ley de consultas que tramita el Parlament, obtendrá igualmente una respuesta de carácter legal.

Inevitablemente se habló también de la propuesta de reforma federal de la Constitución en su 35º cumpleaños, una iniciativa que abandera el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba. Según el líder socialista, toca que los grupos se sienten a hablar de cambios en la Carta Magna. "No se trata de abrir un proceso constituyente, sino de abordar el problema territorial", dijo.

Pero Rajoy, con quien mantiene un diálogo "franco" en esta materia, admitió Rubalcaba, no lo ve. El presidente afirmó ayer que no está cerrado en banda a reformar la ley fundamental, siempre que le planteen con antelación quiénes lo harán y le pongan un proyecto de nuevo articulado por delante. Y que además cuente con un consenso similar al de 1978. O sea, que el PP no está dispuesto a sacudir la Constitución para «intentar que estén los que no quieren estar». Por si a caso, el presidente del Congreso, Jesús Posada, demandó "cautela y gran responsabilidad" si se abordaran cambios.