El Gobierno despejó ayer toda duda sobre las consecuencias del atentado de ETA en Barajas. Fue Alfredo Pérez Rubalcaba el designado para proclamar que el proceso está "liquidado, roto y acabado" por culpa de la banda terrorista. Con la misma rotundidad, el ministro del Interior exigió al PP que cese en sus acusaciones y apoye al Gobierno para acabar con el terrorismo. Rubalcaba aseguró que José Luis Rodríguez Zapatero ya dio el proceso por cerrado el sábado, aunque el presidente habló de "suspensión", no de ruptura.

Los populares son los primeros a los que ha convocado el ministro el martes. Con Eduardo Zaplana abrirá la ronda de contactos parlamentarios con la que el Ejecutivo quiere recomponer la unidad antiterrorista. El reconocimiento público por parte del Gobierno del fin del proceso de paz fue el principal requisito que había exigido horas antes Ignacio Astarloa, responsable de seguridad del PP, para iniciar la vuelta al consenso. Ayer, tras hablar el ministro, fuentes autorizadas del PP exigieron que fuera el propio Zapatero quien decretara el fin del proceso.

MAS SATISFACCIONES AL PP La segunda exigencia del PP fue la reedición del pacto antiterrorista que firmaron el Gobierno de José María Aznar y el PSOE a propuesta de Zapatero y que excluía al resto de partidos, especialmente a los nacionalistas. También a esta pretensión quiso dar satisfacción el ministro, cuando aseguró que aquel acuerdo está "en perfecto funcionamiento", al igual que la "comisión de secretos oficiales", el foro en el que participan, además del PP, el resto de grupos parlamentarios. Fue la forma con la que Rubalcaba avanzó que el martes buscará un nuevo pacto en el que puedan caber todos los partidos, pero que mantenga la firmeza anti-ETA que inspiró el anterior.

La dureza con la que el PP está atacando al Gobierno desde el atentado de la banda tiene consternado al Ejecutivo, que esperaba una reacción más solidaria de la oposición en una coyuntura tan dura. El llamamiento a la unidad que lanzó Zapatero la misma tarde del atentado parece haber caído en saco roto. De ahí que ayer, tanto Rubalcaba como el número dos del PSOE, José Blanco, afearan al PP que dedique más tiempo a criticar al Gobierno que a reprochar a ETA su acción violenta.

A pesar de ello, Rubalcaba llamó a los conservadores a pasar página y emprender una nueva etapa de unidad de todos los demócratas. "Dos no se pelean si uno no quiere", resumió el ministro para dar a entender que el Gobierno se niega a alimentar la polémica con los populares. Bien al contrario, Rubalcaba viene informando a diario al PP y al resto de partidos de cuantas novedades se descubren sobre el atentado.

El próximo martes lo hará de forma más detallada, en una ronda de reuniones de dos días. Más que informar a los partidos, el Gobierno persigue acordar con ellos una estrategia común frente a ETA, a la que --esta vez sí-- se sume el PP. Para preparar ese consenso, el Gobierno y el PSOE trataron de obviar ayer la declaración del Congreso que abrió la puerta para negociar con ETA si renunciaba a la violencia. Pero tanto el PSOE como el Gobierno la siguen considerando válida, porque establece los principios que guiarán cualquier proceso de paz futuro.

Este mismo criterio lo comparten el resto de fuerzas parlamentarias que en su día votaron a favor de aquella resolución, todas menos el PP. La mayoría de sus portavoces aplaudieron ayer la convocatoria del Gobierno para la próxima semana, y avanzaron que el Ejecutivo de Zapatero cuenta con su apoyo para afrontar el futuro antiterrorista.

El ministro calificó como "insalvable" el proceso de paz iniciado con el alto el fuego del 22 de marzo. Sobre la posibilidad de que se abra otro en el futuro, contestó: "No se me alcanza".

Los esfuerzos del Gobierno por clarificar la situación no hacen mella en la AVT (Asociación Víctimas del Terrorismo), que ayer volvió a convocar concentraciones en toda España. En las principales, participaron dirigentes del PP como Esperanza Aguirre o María San Gil. En Madrid y Barcelona los minutos de silencio en memoria de los dos desaparecidos fueron interrumpidos por insultos de "asesino" contra Zapatero, condenados por Astarloa.

DESESCOMBRO En el plano operativo, continúa el desescombro de las miles de toneladas que sepultan los cuerpos de los dos desaparecidos, de los que aún no hay noticia.

Mientras, el presidente francés, Jacques Chirac, trasladó ayer su "total apoyo" al jefe del Gobierno español. El respaldo del mandatario se hizo explícito durante una conversación telefónica, según indicaron fuentes del Ejecutivo español.