Los primeros pasos de Juan José Ibarretxe en la recién estrenada legislatura vasca han suscitado honda preocupación en el Gobierno. Como un mal presagio, ha acogido los guiños que Ibarretxe prodigó al Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK) para lograr los votos que requería para su investidura. Pero, frente a la hostilidad que el Ejecutivo del PP dispensó al lendakari, el Gobierno apostó ayer por la cordialidad institucional y se limitó a pedirle que no repita sus errores del pasado.

El titular de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, acudirá mañana a la toma de posesión de Ibarretxe, y ayer fue el encargado de transmitir la valoración del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre el debate de investidura celebrado en el Parlamento de Vitoria. Sevilla evitó comentar las alusiones del lendakari al derecho a la autodeterminación de los vascos, sus aspiraciones anexionistas sobre Navarra o su voluntad de convocar un referendo aun sin permiso del Gobierno, elementos del plan Ibarretxe que rescató en el discurso de la víspera.

"ESTAR A LA ALTURA" Lo que sí hizo el ministro fue, aparte de expresar su "respeto" a la elección de Ibarretxe como lendakari, recordarle que esta legislatura tiene que ser "muy distinta a la anterior". Por eso le instó a "estar a la altura de las circunstancias" y asumir la "pluralidad" de Euskadi, evidenciada en el veredicto de las urnas. Es decir, le aconsejó que no reedite su intento, frustrado en febrero por el Congreso de los Diputados, de sacar adelante un plan soberanista que divide a los vascos.

Ante la pretensión de Ibarretxe de constituir una mesa sobre la normalización de Euskadi fuera del Parlamento y con la presencia de la ilegalizada Batasuna, el ministro no quiso aclarar si los socialistas vascos se sumarían a ese hipotético foro. Pero sí le animó a no incorporar a Batasuna a ninguna mesa, porque "es bueno que el diálogo se lleve en el seno del Parlamento para fortalecer las instituciones democráticas, especialmente en los sitios donde hay quien las pone en cuestión". Más explícito fue el socialista Diego López Garrido, que excluyó la presencia de los socialistas vascos en una mesa junto a Batasuna.

LA SINTONIA PSE-PNV Aunque denunció que Ibarretxe está "secuestrado" por los votos de EHAK, el PSE está dispuesto a abrir una "nueva etapa" con el PNV. Decidido a distanciarse de la estrategia frentista del PP, el portavoz socialista en el Parlamento vasco, José Antonio Pastor, expresó ayer su disposición a buscar "grandes acuerdos de fondo" con los nacionalistas. Una voluntad compartida por la dirección del PNV, cuyo presidente, Josu Jon Imaz, aventuró ayer que el PSE no participará en "estrategias de bloqueo" contra el Gobierno de Vitoria.

En Madrid, el portavoz del Partido Popular en el Congreso, Eduardo Zaplana denunció ayer que si la izquierda aberzale condiciona de nuevo al lendakari es por culpa del "estadista" Zapatero, al que culpó de negarse a ilegalizar a EHAK.

Desde el nacionalismo catalán, Josep Antoni Duran Lleida aseguró ayer que CiU, de la que es secretario general, no habría aceptado el apoyo de una formación como EHAK para poder gobernar, como ha hecho el PNV, por ser "una formación heredera del mundo de Batasuna".