El nuevo Gobierno vasco de Patxi López tendrá al consejero de Interior, Rodolfo Ares, como puntal de referencia. Por eso fue ayer el primero en prometer su cargo durante la ceremonia que se desarrolló en Ajuria Enea, y también el único que hizo visible el traspaso de poderes en la academia de policía de Arkaute (Alava), donde revalidó su compromiso de "combatir a ETA", así como a todos los que apoyen o justifiquen la violencia.

Este protagonismo de Ares en un día tan señalado dio coherencia al insistente mensaje del nuevo lendakari, que se ha marcado la lucha contra el terrorismo "en todos los frentes" como uno de los ejes clave de la próxima legislatura. Sirvió además para que la banda y sus acólitos entiendan que el Gobierno del PSE no dará un solo paso atrás pese a la amenaza que ha recibido.

"Buscaremos la unidad de todos los partidos", subrayó Ares en una emotiva intervención, donde se comprometió a reforzar el papel de la Ertzaintza contra el terrorismo, a colaborar con otras fuerzas de seguridad y a intensificar la "deslegitimación" política y social de quienes apuestan por la violencia.

En un gesto muy calculado, Ares reconoció la talla de su antecesor en el cargo, Javier Balza (PNV), a quien puso como ejemplo de "político de talla, persona dialogante y de firmes convicciones éticas y democráticas".

EL SUEÑO DE LA PAZ Pero más cálculo hubo aún en el hecho de que, entre el escaso número de cargos socialistas presentes en el acto celebrado en la academia de policía, se contara con el presidente del partido, Jesús Eguiguren, que tuvo un protagonismo principal en el frustrado proceso de paz, y al que Ares respaldó de forma expresa. Conocedor de los recelos que Eguiguren suscita incluso entre relevantes sectores del PSOE por sus reiteradas apuestas a favor de un final dialogado de la violencia, el nuevo responsable vasco de Interior le puso como ejemplo de compromiso y se declaró convencido de que "tu sueño, mi sueño de vivir en paz y libertad se convertirá en realidad".

Además, no fue ese el único guiño a la esperanza. Ares tuvo palabras de agradecimiento para sus padres y para su mujer, pero a sus hijos, Marta y Javier, que siempre le han conocido con escolta, les dio un mensaje de futuro, al manifestarse confiado en que pronto celebren juntos que "la violencia y el fanatismo han desaparecido de Euskadi".

El acto formal de relevo en el departamento de Interior se desarrolló apenas una hora después de concluida en la residencia oficial del lendakari, Ajuria Enea, la ceremonia de toma de posesión de los diez nuevos consejeros de López, con presencia de los cinco miembros de la Mesa del Parlamento.

CAMBIO DE FORMULA Aunque se trata de un ritual breve y muy formal, también existía cierta expectación por conocer si la fórmula elegida introduciría novedades respecto a la utilizada en los gobiernos del PNV. Y efectivamente, hubo dos. La primera es que los consejeros confirmaron su "lealtad" a la Constitución y al Estatuto, una referencia que se había omitido hasta ahora, y manifestaron su intención de ponerse "al servicio de la ciudadanía vasca" en lugar de "al servicio de Euskadi".

Esta variación causa recelos entre los nacionalistas. De hecho, miembros del PNV censuraron especialmente el hecho de que López aludiera a la "ciudadanía" y no al "pueblo vasco" cuando prometió su cargo en Gernika. El expresidente del PNV, Xabier Arzalluz, fue el más crítico, al decir que el PSE evita hablar del pueblo porque así no tienen que aludir a su "derecho de autodeterminación".

La promesa la realizaron en euskera las consejeras de Justicia, Idoia Garmendia; Educación, Isabel Celaá; Empleo y Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta; y Cultura, Blanca Urgell. El titular de Vivienda y Transportes, Iñaki Arriola, prometió el cargo en los dos idiomas. Y en castellano lo hicieron los de Interior, Rodolfo Ares; Sanidad, Rafael Bengoa; Industria, Bernabé Unda; y Economía y Hacienda, Carlos Aguirre.