Con la larga experiencia de anteriores campañas veraniegas de ETA contra intereses turísticos como principal argumento y los datos de la actividad turística en la mano, el Gobierno reforzó ayer su mensaje de que la ofensiva etarra en Baleares en absoluto resentirá al sector más importante de esa comunidad. Mientras continúa la búsqueda de los terroristas que perpetraron el asesinato de los dos guardias civiles en Calvià el 30 de julio y la cadena de pequeñas explosiones que sacudió el centro de Palma de Mallorca la tarde del pasado domingo, administraciones y sector hotelero y de restauración coincidieron en minimizar los efectos de estas acciones en la intensa actividad turística de la zona.

RONDA DE REUNIONES El secretario de Estado de Turismo, Joan Mesquida, afirmó en Palma que los atentados de ETA están teniendo "un impacto muy limitado" sobre el turismo. Mesquida participó en una ronda de reuniones del presidente del Ejecutivo balear, Francesc Antich, con el delegado del Gobierno, Ramón Socías, los consejeros autonómicos de Presidencia, Turismo e Interior y las principales asociaciones de hoteleros y restauradores de la comunidad. En la cita, se constató que, según las oficinas de turismo, "en los mercados emisores de turismo hacia España, la gente no alterará sus planes de disfrutar sus vacaciones en España". Mesquida apostilló su mensaje tomando como ejemplo la contundencia de las palabras del rey contra ETA y la intención de la familia real de no modificar su agenda pese a los atentados.

Mientras tanto, en la investigación de los atentados del domingo, gana peso la hipótesis de que la cuarta explosión en un bar céntrico, atribuida primero a una acumulación de gas, podría ser también obra de ETA. De confirmarse este extremo, la llamada que realizaron los terroristas para avisar de la colocación de las bombas sería equívoca, ya que dicha explosión se produjo a las 12 de la mañana, mientras que en la llamada se dijo que los artefactos estallarían entre las dos y las seis de la tarde. En cuanto al día en que fueron colocados los artefactos, los investigadores se decantan por la hipótesis de que los terroristas hubieran puesto las bombas antes de asesinar a los dos agentes de Calvià, ya que la policía cree que se usaron temporizadores que pueden ser programados hasta con años de antelación.