El Gobierno negó ayer rotundamente que haya mantenido reuniones con ETA antes y durante la pasada campaña electoral. "Ninguno", espetó la vicepresidenta cuando se le preguntó si hubo encuentros de emisarios del Ejecutivo con la banda en mayo, como sostenía ayer el diario Gara . "Ninguno en absoluto", remachó. El rotativo proetarra precisaba que hubo cuatro entrevistas, dos de ellas entre el Ejecutivo y los terroristas y otras dos simultáneas entre dirigentes socialistas y de Batasuna.

La negativa del Gobierno a alcanzar un acuerdo político frustró estas tentativas, según las fuentes informantes del citado diario. Los populares están seguros de que la información es cierta y avanzan que les va a resultar "difícil" seguir callados. Las informaciones de Gara contradicen la afirmación del Ejecutivo de que rompió el diálogo con ETA tras el atentado de Barajas. El portavoz socialista Diego López Garrido afirmó que aquella fue una "ruptura de hecho" y pidió creer al Gobierno, y no al entorno de ETA.

OBJETIVOS FRUSTRADOS A De la Vega se le preguntó dos veces ayer, tras el Consejo de Ministros, y su negativa fue tajante. Después añadió que ETA no ha conseguido "nunca ni uno solo de sus objetivos después de emplear la violencia durante 40 años", y auguró que no los conseguirá "jamás".

José Luis Rodríguez Zapatero logró superar la jornada sin responder sobre esta cuestión, pese a que ofreció dos ruedas de prensa en Berlín y Varsovia. Las estrictas normas de las comparecencias impidieron que se le preguntara. Fuentes del entorno del presidente, sin embargo, precisaron que el Ejecutivo no va a comentar ningún aspecto del "pasado" en materia antiterrorista, sino a centrarse en las actuaciones futuras para derrotar a ETA.

Negativas al margen, Gara precisó ayer que las reuniones se celebraron los días 14, 15, 16 y 21 de mayo en una ciudad europea y con una mediación internacional, que Tele 5 atribuyó al Sinn Féin. El objetivo era realizar un último intento para desbloquear la negociación. Pero la imposibilidad de alcanzar "un acuerdo político" entre la delegación del PSOE y de Batasuna, con Arnaldo Otegi, frustró la expectativa.

En esos encuentros, ETA se habría comprometido a desmantelar sus comandos cuando culminara el proceso, y habría exigido una "tregua bilateral" en la que se desactivaran "los mecanismos represivos". Es decir, las detenciones y el funcionamiento de la justicia. Por su parte, el Ejecutivo exigió una renuncia "explícita" al "derecho de respuesta" que contemplaba ETA en su anuncio de alto el fuego, y se negó a desactivar la justicia y la acción policial.

Según Gara , el Gobierno también rechazó la petición de Batasuna de un nuevo estatuto de autonomía común para Euskadi y Navarra, con lo que la reunión del día 21 dio por imposible cualquier acuerdo. Ese es el motivo de que ETA comunicara el 5 de junio el fin del alto el fuego.

Quien no pareció sorprendido fue Mariano Rajoy. El líder del PP comentó que los últimos contactos con ETA "ya se sabían" por otros medios de comunicación. Con esa fórmula evita retirar el apoyo que prestó al presidente hace apenas cinco días para afrontar el reto terrorista. Su mesura no fue compartida por todo el PP. El popular Vicente Martínez-Pujalte reconoció que le resulta "difícil permanecer callado" ante noticias que producen "más que escalofríos" y que restan crédito al Gobierno, "diga lo que diga".

Mariano Rajoy no quiso insistir en esa cuestión, pero sí en los pactos electorales en Navarra. Aseguró que el PP y UPN no facilitarán que el socialista Fernando Puras (PSN) sea presidente de la comunidad foral porque sería "como aceptar un chantaje". En su opinión, es inaceptable que gobierne quien quiere unirse "a aquellos que quieren que Navarra deje de serlo".