El Gobierno, de momento, no moverá ficha a la espera de que sean los partidos catalanes los que desbloqueen la legislatura. Descarta, por ahora, pedir informes a la Abogacía del Estado o acudir de nuevo al Tribunal Constitucional (TC) para aclarar si ha comenzado a correr el plazo por el cual, si no hay Govern, se convocarán elecciones o, en caso contrario, forzar a que el reloj se ponga en marcha.

El ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, garantizó el Ejecutivo «estará a lo que digan los letrados» del Parlamento catalán, que han sido consultados sobre si la fijación de un pleno de investidura pero sin que se haya producido una votación, dado que el TC impidió una elección no presencial de Carles Puigdemont, permite o no poner en marcha el calendario de dos meses.

Y si estos concluyen que no ha empezado el tic, tac, el Gobierno lo respetará, a la espera de ver si la división entre los independentistas va a más y Junts Per Catalunya accede a que se designe otro candidato. Entre tanto, seguirá en marcha el 155 y si el bloqueo se demora puede llegar en primavera, de la mano del Supremo, la inhabilitación de los dirigentes soberanistas procesados cara a una nueva cita electoral.

En cualquier caso, la estrategia de Moncloa podría variar, igual que cambió de un día para otro su decisión de no acudir preventivamente al TC para impedir una investidura telemática. De hecho, el jueves el ministro de Justicia, Rafael Catalá, señaló que si el informe de los letrados no «convence» al Ejecutivo, este defenderá «que tienen que cumplirse los tiempos».

Por ello, Méndez de Vigo, tras el Consejo de Ministros, insistió en que «corresponde a la Mesa del Parlament buscar soluciones». Asimismo pidió a Roger Torrent que haga una nueva ronda de contactos y proponga un candidato «que no tenga cuentas con la justicia». Y en el bloque contrario, instó a Cs a hablar con Podemos después de que ambos hayan acordado iniciar una reforma de la ley electoral. Además, aprovechando la presunta intención de Puigdemont de alquilar una casa en Waterloo, subrayó que su «sensación» es que el expresident «fugado» no va a volver.