Una de las principales funciones del debate sobre el estado de la nación es la de hacer balance del último año parlamentario. Fiel a ese principio, la convocatoria de este año --cuyo primer acto se celebrará la semana que viene-- tendrá como telón de fondo la crisis económica y los planes y reformas del Gobierno para superarla. Y el guión argumental se centrará en los esfuerzos del PSOE en tejer las alianzas que le permitan sumar la mayoría suficiente para aprobar esos proyectos.

Es tal la evidencia al respecto que, pese a la tradición de guardar en secreto las estrategias hasta el último momento, el Ejecutivo avanzó ayer esas líneas generales en la comunicación que remite formalmente al Congreso unos días antes del debate para explicar los ejes del discurso del presidente. El documento plantea la necesidad de acordar "cuanto antes" la reforma laboral (el trámite de presentación de enmiendas se inicia este mes), la financiera (el Consejo de Ministros podría aprobarla el viernes) y la de las pensiones. Y considera "fundamental" e "imprescindible" un "gran pacto" en los tres casos para reforzar la confianza interna y externa en España. Se trata del mismo argumentario con el que el Ejecutivo planteó los pactos anticrisis de Zurbano, cuyo resultado se quedó lejos del objetivo inicial, y el plan de recorte del gasto público impuesto desde la Unión Europea, que salvó con un único voto de diferencia. Y tiene como última estación la aprobación del presupuesto del 2011, que ya se está negociando de forma discreta con el Partido Nacionalista Vasco (PNV).

PUNTO DE INFLEXION Según fuentes socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero quiere que el debate marque un "punto de inflexión" en esta legislatura. La idea, sostienen, es presentarse en las Cortes con "los deberes hechos", tras haber cumplido la exigente hoja de ruta marcada por los diferentes organismos económicos internacionales y avalada por el mismo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con la evidente finalidad de disipar las extendidas dudas sobre la solvencia de la deuda pública española.

El líder socialista explicará que el esfuerzo "extraordinario" realizado para paliar las consecuencias de la recesión obligó al Estado a incrementar el gasto público hasta llegar a una situación prácticamente "insostenible". Lo que le servirá para justificar aún más la necesidad de sellar las tres reformas "de calado" que quedan pendientes para completar el cambio de escenario económico.

A partir de ahí, Rodríguez Zapatero planteará el inicio de una nueva etapa de recuperación económica --con prudencia y sin anuncios grandilocuentes-- a la que pedirá que se sumen, por el bien común, todos los partidos de la oposición.