Una de las realidades que los atentados del 11-M dejaron al descubierto fue el hecho de que no existió la alerta necesaria por parte del Gobierno del PP, pese al aviso internacional que supuso el ataque de Al Qaeda a EEUU el 11 de septiembre del 2001, y que hizo que muchos gobiernos redoblaran su preocupación por la seguridad.

Los hechos probaron la pobreza de los medios destinados a la vigilancia del terrorismo islamista por parte del Ministerio del Interior, que entonces dirigía Angel Acebes. Tras la llegada a la Moncloa de José Luis Rodríguez Zapatero, el Ejecutivo apostó por reforzar los equipos que tienen por misión esta labor, y lo hizo en varios frentes.

Cuando el hoy ministro de Defensa, José Antonio Alonso, se hizo cargo de Interior, al llegar el PSOE al Gobierno, reclamó un informe sobre los medios previstos para la lucha contra el terrorismo islamista. La descoordinación existente entre los diferentes cuerpos y agencias de seguridad había resultado decisiva para que no fuera interceptada a tiempo la red que preparó los ataques de Madrid.

AUMENTO DE EFECTIVOS

En el 2004, se creó el mando ejecutivo y único de la Policía y la Guardia Civil. Para que estos dos cuerpos, y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) pusieran en común sus informaciones, nació el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA), que también recaba los datos provenientes de la colaboración internacional. Alonso impulsó el incremento en 300 agentes de la plantilla destinada a combatir el terrorismo islamista, que hasta entonces estaba compuesta por menos de 150 miembros. El objetivo marcado entonces por el ministro de que el colectivo llegase a alcanzar los 1.000 integrantes ya ha sido superado.

TRADUCTORES

Una de las carencias que más sorprendió tras la masacre del 11-M fue la de un servicio operativo de traductores de árabe. En el 2004 no había ni una decena de este tipo de profesionales dedicados al servicio de la investigación terrorista. Actualmente, el Gobierno, cuenta con 70 traductores de árabe destinados a labores de seguridad.

EXPLOSIVOS VIGILADOS

Tras los atentados, se constató que las medidas de seguridad previstas para el control de los explosivos no se cumplían o no eran seguidas con el rigor necesario. Interior detectó que las empresas del sector no revelaban el volumen exacto de los explosivos que manejaban y que no denunciaban la desaparición de material para no ser multadas. Actualmente, existe una base de datos conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil que permite un control exhaustivo de los explosivos.

TARJETAS TELEFONICAS

Con el fin de dificultar el uso de teléfonos móviles prepago para acciones terroristas, el Gobierno estableció que las tarjetas tienen que ser registradas y fijó que las compañías estén obligadas a guardar durante un año los datos de las tarjetas telefónicas.

AYUDA INTERNACIONAL

El Gobierno acordó un plan específico de prevención antiterrorista con tres niveles de alerta, y reforzó la red de policías destinados al extranjero. El contingente cuenta con más de 300 agentes. El Ejecutivo también convirtió en una prioridad la vigilancia de los que son considerados focos de radicalismo islámico, como centros que difunden consignas a favor de la yihad . Con este objetivo, se estableció un diálogo con responsables de los servicios policiales extranjeros.