La ausencia de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero restará atractivo al acto que se celebra hoy para conmemorar los 25 años de la primera victoria socialista. Ambos se han comprometido a festejar el aniversario el 1 de diciembre en el Hotel Palace. De todos modos, el expresidente estará presente a través de un vídeo, en el que afirma: "Este Gobierno está haciendo algo que es quizá lo más asombroso: está cumpliendo rigurosamente el programa que lo llevó a la mayoría, en términos de modernización, de aumento de la cohesión social y creo que de ampliación de los derechos civiles". A su juicio, estos son los "elementos" que van a definir la etapa del Gobierno cuando acabe la "confusión crispadora".

En su breve intervención, González cita dos veces por su nombre, y de modo elogioso, al primer presidente de la etapa democrática, Adolfo Suárez. Así, afirma que la victoria socialista del 28 de octubre respondió a un "deseo muy profundo de cambio" en la sociedad española, pero subraya que dicho cambio no se construyó "sobre la nada", sino sobre el enorme "esfuerzo que fue la transición española, protagonizada fundamentalmente por Suárez".

Más adelante, González cita los tres pilares de lo que constituyó la "primera gran modernización" de España, que tuvo lugar durante su mandato. Del primero de ellos --el asentamiento del sistema democrático-- sostiene que ya había sido definido durante la transición. Los otros dos pilares fueron la apertura de España al mundo y al descentralización del poder político.

El expresidente sostiene que esa descentralización estaba consagrada por mandato constitucional y respondía a dos razones. La primera era una razón de diversidad "desde el punto de vista de identidad y de la lengua". La otra razón era el desarrollo del principio de subsidiaridad, que buscaba la eficacia en la presentación de servicios a los ciudadanos por parte de cada uno de los poderes del Estado.

González sostiene que "no es tan fácil" identificar el proceso de modernización que impulsa el actual Ejecutivo con el que él promovió en los años 80, porque las realidades de España y del mundo son muy distintas. Recuerda que, cuando él llegó a la Moncloa, España tenía una renta por habitante "propia de un país subdesarrollado". "A nadie se le hubiera podido ocurrir en el 82 que hubiéramos tenido un problema de inmigración", señala.

González sostiene que en su época ocurrió lo contrario: lo que se temía era una oleada migratoria de españoles hacia el exterior, y por esos había problemas en las negociaciones de integración de Europa, porque se pensaba que muchos parados acudirían en masa a otros países para buscarse la vida.