Como es sabido, fui sucesor de Sabino Fernández Campo, conde de Latores. Durante 10 años ejercí las funciones que él desempeñó como jefe de la Casa del Rey. En numerosas ocasiones me he preguntado sobre muchos aspectos de su personalidad. No es el momento de añadir nada nuevo sobre su personalidad, sino de dedicarle unas palabras de despedida, sinceras y afectuosas.

No fue fácil, Sabino, sucederte como jefe de la Casa. Tu aportación como secretario general de la Casa junto al marqués de Mondéjar, durante 13 años, fue muy importante para el buen desarrollo de la monarquía constitucional restaurada y la joven democracia. En ese difícil periodo tuvisteis un papel relevante y tu buen criterio, sentido común, coraje y patriotismo ayudaron mucho a que el Rey hiciera frente al intento de ruptura del orden constitucional y salvara el régimen democrático amenazado por el golpe del 23 de febrero. Más tarde te hiciste cargo de la jefatura de la Casa durante tres años y seguiste prestando grandes servicios a la Corona, a la familia real y a España. Tu labor fue eficaz y grande y en tantas y tan delicadas tareas me dejaste una difícil y honrosa continuidad. Aprendí mucho de tu legado y de quienes te rodearon y a mí me apoyaron, y valoré tu respeto al trabajo que desempeñé en la Casa. Siempre te agradecí tu respeto. Gracias, Sabino. (*) El autor es vizconde de Almansa y exjefe de la Casa del Rey